'Llegamos' en la Biblia
Nos embarcamos en Filipos después de los días de la Fiesta de los Panes sin Levadura, y en cinco días llegamos adonde ellos {estaban} en Troas; y allí nos quedamos siete días.
Saliendo de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro {día} atracamos en Samos. Habiendo hecho escala en Trogilio, al {día} siguiente llegamos a Mileto.
Terminado el viaje desde Tiro, llegamos a Tolemaida, y después de saludar a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
Al día siguiente partimos y llegamos a Cesarea, y entrando en la casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete (diáconos), nos quedamos con él.
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con regocijo.
Al {día} siguiente llegamos a Sidón. Julio trató con benevolencia a Pablo, permitiéndole ir a sus amigos y ser atendido {por ellos}.
Después de navegar atravesando el mar frente a las costas de Cilicia y de Panfilia, llegamos a Mira de Licia.
Costeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.
Saliendo de allí, seguimos {la costa} hasta llegar a Regio. Al día siguiente se levantó un viento del sur y en dos días llegamos a Puteoli.
Allí encontramos {algunos} hermanos, que nos invitaron a permanecer con ellos por siete días. Y así llegamos a Roma.
Pues aun cuando llegamos a Macedonia, nuestro cuerpo no tuvo ningún reposo, sino que nos vimos atribulados por todos lados: por fuera, conflictos; por dentro, temores.