'Los' en la Biblia
El reprende al mar, y lo hace secar, y hace secar todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida.
Los montes tiemblan de él, y los collados se deslíen; y la tierra se abrasa delante de su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.
Bueno es el SEÑOR para fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían.
Porque como espinas entretejidas, mientras se embriagarán los borrachos, serán consumidos del fuego, como las estopas llenas de sequedad.
He aquí sobre los montes están ya los pies del que trae buenas nuevas, del que pregona la paz. Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos: porque nunca más pasará por ti el impío; él fue talado del todo.
Subió destruidor contra ti; guarda la fortaleza, mira el camino, fortifica los lomos, fortalece mucho la fuerza.
Porque el SEÑOR restituirá la gloria de Jacob como la gloria de Israel; porque vaciadores los vaciaron, y estropearon sus mugrones.
El escudo de sus valientes será bermejo, los varones de su ejército vestidos de grana; el carro como fuego de antorchas; el día que se aparejará, temblarán las hayas.
Los carros harán locuras en las plazas, discurrirán por las calles; sus rostros como antorchas; correrán como relámpagos.
Las puertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido.
Vacía, y agotada, y despedazada está, y el corazón derretido; batimiento de rodillas, y dolor en los riñones, y los rostros de todos tomarán negrura.
¿Qué es de la morada de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía el león, y la leona, y los cachorros del león, y no había quien les pusiese miedo?
He aquí, Yo hablo a ti, dice el SEÑOR de los ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y espada devorará tus leoncillos; y raeré de la tierra tu robo, y nunca más se oirá voz de tus embajadores.
A causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra de hechizos, que vende en esclavitud los gentiles con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos.
Heme aquí contra ti, dice el SEÑOR de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu cara, y mostraré a los gentiles tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza.
Y será que todos los que te vieren, se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?
Durmieron tus pastores, oh rey de Asiria, reposaron tus valientes; tu pueblo se derramó por los montes, y no hay quien lo junte.
No hay cura para tu quebradura; tu herida se encrudeció; todos los que oyeron tu fama, batirán las manos sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu malicia?