'Mirando' en la Biblia
Y sucedió que, después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que jugaba con Rebeca su mujer.
Y viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?
Y los querubines extenderán por encima las dos alas, cubriendo con sus alas el asiento de la reconciliación; sus caras la una enfrente de la otra, mirando al asiento de la reconciliación las caras de los querubines.
Y los querubines extendían sus alas por encima, cubriendo con sus alas el propiciatorio; y con sus rostros el uno frente al otro, mirando hacia el propiciatorio los rostros de los querubines.
La madre de Sísara asomándose a la ventana aulla, mirando por entre las rejas, diciendo: ¿Por qué se detiene su carro, que no viene? ¿Por qué las ruedas de sus carros se tardan?
Y la casa estaba llena de hombres y mujeres; y todos los cardinales de los filisteos estaban allí; y sobre el techo había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón.
Y cuando el arca del SEÑOR llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl estaba mirando desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba con toda su fuerza delante del SEÑOR; y le menospreció en su corazón.
Y mirando Arauna, vio al rey y a sus siervos que pasaban a él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey hacia tierra.
{El mar} descansaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres mirando al occidente, tres mirando al sur y tres mirando al oriente; el mar {descansaba} sobre ellos y todas sus ancas {estaban} hacia adentro.
Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre del SEÑOR. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos cuarenta y dos muchachos.
Y cuando el arca del pacto del SEÑOR llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y bailaba; y le menospreció en su corazón.
{El mar} descansaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres mirando al occidente, tres mirando al sur y tres mirando al oriente; el mar {descansaba} sobre ellos y todas sus ancas {estaban} hacia adentro.
y mirando, vio al rey que estaba junto a su columna a la entrada, y los príncipes y los trompetas junto al rey, y que todo el pueblo de la tierra hacía alegrías, y sonaban las trompetas, y cantaban con instrumentos de música los que sabían alabar. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y dijo: ¡Conjuración, conjuración!
El no creerá que ha de volver de las tinieblas, y siempre está mirando a la espada.
¿Hasta cuándo, Señor, estarás mirando? Rescata mi alma de sus estragos, mi única {vida} de los leones.
Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,
Los ojos del SEÑOR están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.
Si violencias de pobres, y extorsión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de esta licencia; porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos.
Mi amado es semejante al gamo, o al cabrito de los ciervos. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando \'
Y estando yo mirando los animales, he aquí una rueda en la tierra, con sus cuatro haces junto a los animales.
Y no será más a la Casa de Israel por confianza, que haga acordar la iniquidad, mirando en pos de ellos; y sabrán que yo soy el Señor DIOS.
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con manos, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta tanto que sus alas fueron arrancadas, y fue quitada de la tierra; y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
Después de esto seguí mirando, y he aquí, otra más, semejante a un leopardo que tenía sobre su dorso cuatro alas de ave; la bestia tenía cuatro cabezas, y le fue dado dominio.
Después de esto seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, una cuarta bestia, terrible, espantosa y en gran manera fuerte que tenía enormes dientes de hierro; devoraba, desmenuzaba y hollaba los restos con sus pies. Era diferente de todas las bestias que le antecedieron y tenía diez cuernos.
Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas; y un Anciano de gran edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente.
Entonces yo seguí mirando a causa del ruido de las palabras arrogantes que el cuerno decía; seguí mirando hasta que mataron a la bestia, destrozaron su cuerpo y {lo} echaron a las llamas del fuego.
Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante El.
Pues no debiste tú estar mirando en el día de tu hermano, el día en que fue extrañado; no te habías de alegrar de los hijos de Judá en el día que se perdieron, ni habías de ensanchar tu boca en el día de la angustia;