'Oyen' en la Biblia
Y serviréis allí a dioses hechos por manos de hombres, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.
Porque estos gentiles que has de heredar, a agoreros y hechiceros oyen; pero a ti, no así te ha permitido el SEÑOR tu Dios.
Bienaventurados tus varones, bienaventurados éstos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.
Bienaventurados tus varones, y bienaventurados éstos tus siervos, que están siempre delante de ti, y oyen tu sabiduría.
Allí asimismo reposan los cautivos; No oyen la voz del exactor.
Mis ojos {satisfechos} han mirado a los que me acechaban, {y} oyen mis oídos de los malhechores que se levantan contra mí.
Porque El es nuestro Dios, Y nosotros el pueblo de Su prado y las ovejas de Su mano. Si ustedes oyen hoy Su voz,
tienen oídos, y no oyen; tienen nariz, y no huelen;
tienen orejas, y no oyen; tampoco hay espíritu en sus bocas.
Sus jueces son lanzados contra los costados de la peña, y oyen mis palabras, que son agradables.
Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.
No se cegarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los que oyen escucharán.
Oíd ahora esto, pueblo loco y sin corazón, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen.
Como un pozo mantiene frescas sus aguas, así ella mantiene fresca su maldad. En ella se oyen violencia y destrucción; ante mí hay de continuo enfermedades y heridas.
Y si los príncipes oyen que yo he hablado contigo, y vienen a ti y te dicen: Decláranos ahora qué hablaste con el rey, no nos lo encubras, y no te mataremos; y dinos también qué te dijo el rey;
Porque la cuesta de Luhit con llanto continuo la suben; porque a la bajada de Horonaim se oyen gritos angustiosos de destrucción.
Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, y no ven, tienen oídos para oír, y no oyen; porque son Casa rebelde.
Y vienen a ti como viene el pueblo, y se sientan delante de ti {como} pueblo mío, oyen tus palabras y no las hacen sino que siguen los deseos sensuales {expresados} por su boca, {y} sus corazones andan tras sus ganancias.
Y he aquí, tú eres para ellos como la canción de amor de uno que tiene una voz hermosa y toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica.
y contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su Casa, y tú y tus príncipes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos: además de esto, a dioses de plata, de oro, de bronce, de hierro, de madera, y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza; y al Dios en cuya mano está tu alma, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.