'Palabra' en la Biblia
Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron añadidas á ellos aquel día como tres mil personas.
Mas muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y fué el número de los varones como cinco mil.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da á tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
Y como hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza.
Así que, los doce convocaron la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, y sirvamos á las mesas.
Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra.
Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalem: también una gran multitud de los sacerdotes obedecía á la fe.
A esta palabra Moisés huyó, y se hizo extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
Mas los que fueron esparcidos, iban por todas partes anunciando la palabra.
Y los apóstoles que estaban en Jerusalem, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron á Pedro y á Juan:
Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron á Jerusalem, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaron el evangelio.
Envió palabra Dios á los hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo; éste es el Señor de todos.
Y OYERON los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los Gentiles habían recibido la palabra de Dios.
Y los que habían sido esparcidos por causa de la tribulación que sobrevino en tiempo de Esteban, anduvieron hasta Fenicia, y Cipro, y Antioquía, no hablando á nadie la palabra, sino sólo á los Judíos.
Mas la palabra del Señor crecía y era multiplicada.
Y llegados á Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos: y tenían también á Juan en el ministerio.
El cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando á Bernabé y á Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron á ellos, diciendo: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen á Dios, á vosotros es enviada la palabra de esta salud.
Y el sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad á oir la palabra de Dios.
Entonces Pablo y Bernabé, usando de libertad, dijeron: A vosotros á la verdad era menester que se os hablase la palabra de Dios; mas pues que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos á los Gentiles.
Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor: y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
Y la palabra del Señor era sembrada por toda aquella provincia.
Con todo eso se detuvieron allí mucho tiempo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio á la palabra de su gracia, dando que señales y milagros fuesen hechos por las manos de ellos.
Y á Bernabé llamaban Júpiter, y á Pablo, Mercurio, porque era el que llevaba la palabra.
Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron á Atalia;
Y habiendo habido grande contienda, levantándose Pedro, les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los Gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio, y creyesen.
Así que, enviamos á Judas y á Silas, los cuales también por palabra os harán saber lo mismo.
Judas también y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron á los hermanos con abundancia de palabra.
Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
Y después de algunos días, Pablo dijo á Bernabé: Volvamos á visitar á los hermanos por todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están.
Y pasando á Phrygia y la provincia de Galacia, les fué prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia.
Y le hablaron la palabra del Señor, y á todos los que estan en su casa.
Y fueron estós más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, si estas cosas eran así.
Mas como entendieron los Judíos de Tesalónica que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron, y también allí tumultuaron al pueblo.
Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba constreñido por la palabra, testificando á los Judíos que Jesús era el Cristo.
Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.
Y esto fué por espacio de dos años; de manera que todos los que habitaban en Asia, Judíos y Griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.
Así crecía poderosamente la palabra del Señor, y prevalecía.
Y andado que hubo aquellas partes, y exhortádoles con abundancia de palabra, vino á Grecia.
Y ahora, hermanos, os encomiendo á Dios, y á la palabra de su gracia: el cual es poderoso para sobreedificar, y daros heredad con todos los santificados.
Doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, que no habían de ver más su rostro. Y le acompañaron al navío.
Y le oyeron hasta esta palabra: entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra á un tal hombre, porque no conviene que viva.
Y como fueron entre sí discordes, se fueron, diciendo Pablo esta palabra: Bien ha hablado el Espíritu Santo por el profeta Isaías á nuestros padres,
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