'Sus' en la Biblia
Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba porciones a Penina su mujer y a todos sus hijos e hijas;
Pero Ana hablaba en su corazón, sólo sus labios se movían y su voz no se oía. Elí, pues, pensó que estaba ebria.
El guarda los pies de sus santos, mas los malvados son acallados en tinieblas, pues no por la fuerza ha de prevalecer el hombre.
Elí {era ya} muy anciano; oyó todo lo que sus hijos estaban haciendo a todo Israel, y cómo se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la tienda de reunión,
Y aconteció un día, estando Elí acostado en su aposento (sus ojos habían comenzado a oscurecerse {y} no podía ver {bien}),
Porque le he hecho saber que estoy a punto de juzgar su casa para siempre a causa de la iniquidad que él conocía, pues sus hijos trajeron sobre sí una maldición, y él no los reprendió.
Samuel creció, y el SEÑOR estaba con él; no dejó sin cumplimiento ninguna de sus palabras.
Y un hombre de Benjamín corrió del campo de batalla, y llegó aquel mismo día a Silo, con sus vestidos rotos y polvo sobre su cabeza.
Elí tenía noventa y ocho años, sus ojos se habían cegado y no podía ver.
Pero al levantarse temprano al día siguiente, he aquí que Dagón había caído rostro en tierra delante del arca del SEÑOR. Y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos {estaban} cortadas sobre el umbral; sólo el tronco le quedaba a Dagón.
Y la mano del SEÑOR se hizo pesada sobre los de Asdod, y los desoló y los hirió con tumores, tanto a Asdod como a sus territorios.
¿Por qué entonces endurecéis vuestros corazones, como endurecieron sus corazones los egipcios y Faraón? Cuando El los trató severamente, ¿no dejaron ir al pueblo, y se fueron?
Ahora pues, tomad y preparad un carro nuevo y dos vacas con crías sobre las cuales no se haya puesto yugo; uncid las vacas al carro y llevad sus becerros a casa, lejos de ellas.
Entonces los hombres lo hicieron así; tomaron dos vacas con crías, las uncieron al carro y encerraron sus becerros en casa.
Colocaron el arca del SEÑOR en el carro, y la caja con los ratones de oro y las semejanzas de sus tumores.
{El pueblo de} Bet-semes estaba segando el trigo en el valle, y alzaron sus ojos y vieron el arca, y se alegraron al ver{la.}
Y aconteció que cuando Samuel era {ya} viejo, puso a sus hijos como jueces sobre Israel.
Pero sus hijos no anduvieron por los caminos de él, sino que se desviaron tras ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron el derecho.
Y dijo: Así será el proceder del rey que reinará sobre vosotros: tomará a vuestros hijos, {los} pondrá a su servicio en sus carros y entre su gente de a caballo, y correrán delante de sus carros.
Nombrará para su servicio comandantes de mil y de cincuenta, y {a otros} para labrar sus campos y recoger sus cosechas, y hacer sus armas de guerra y pertrechos para sus carros.
Tomará lo mejor de vuestros campos, de vuestros viñedos y de vuestros olivares y {los} dará a sus siervos.
De vuestro grano y de vuestras viñas tomará el diezmo, para dar{lo} a sus oficiales y a sus siervos.
De vuestros rebaños tomará el diezmo, y vosotros mismos vendréis a ser sus siervos.
ellos te saludarán y te darán dos {tortas} de pan, las cuales recibirás de sus manos.
Entonces hizo que se acercara la tribu de Benjamín por sus familias, y fue escogida la familia de Matri. Y Saúl, hijo de Cis, fue escogido; pero cuando lo buscaron no lo pudieron hallar.
Pero Jonatán no había oído cuando su padre puso al pueblo bajo juramento; por lo cual extendió la punta de la vara que {llevaba} en su mano, la metió en un panal de miel y se llevó la mano a la boca, y brillaron sus ojos.
Cuánto más, si el pueblo hubiera comido hoy libremente del despojo que encontraron de sus enemigos. Pues hasta ahora la matanza entre los filisteos no ha sido grande.
Cuando Saúl asumió el reinado sobre Israel, luchó contra todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba y contra los filisteos; adondequiera que se volvía, resultaba vencedor.
Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y {estos eran} los nombres de sus dos hijas: el nombre de la mayor, Merab, y el nombre de la menor, Mical.
Y el SEÑOR dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo te lamentarás por Saúl, después que yo lo he desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ve; te enviaré a Isaí, el de Belén, porque de entre sus hijos he escogido un rey para mí.
Y él respondió: En paz. He venido a ofrecer sacrificio al SEÑOR. Consagraos y venid conmigo al sacrificio. {Samuel} consagró también a Isaí y a sus hijos y los invitó al sacrificio.
Isaí hizo pasar a siete de sus hijos delante de Samuel. Pero Samuel dijo a Isaí: El SEÑOR no ha escogido a éstos.
Entonces Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos; y el Espíritu del SEÑOR vino poderosamente sobre David desde aquel día en adelante. Luego Samuel se levantó y se fue a Ramá.
Entonces Saúl dijo a sus siervos: Buscadme ahora un hombre que toque bien y traédme{lo.}
Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, y se concentraron en Soco, que pertenece a Judá; y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
Entonces David dejó su carga al cuidado del que guardaba el bagaje y corrió a la línea de combate y entró a saludar a sus hermanos.
Saúl vistió a David con sus ropas militares, le puso un yelmo de bronce en la cabeza y lo cubrió con una armadura.
David se ciñó la espada sobre sus ropas militares y trató de caminar, pues no se {las} había probado {antes.} Entonces David dijo a Saúl: No puedo caminar con esto, pues no tengo experiencia con {ellas.} David se las quitó,
Y el filisteo dijo a David: ¿Acaso soy un perro, que vienes contra mí con palos? Y el filisteo maldijo a David por sus dioses.
Regresaron los hijos de Israel de perseguir a los filisteos y saquearon sus campamentos.
Entonces David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, pero puso sus armas en su tienda.
Jonatán se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David con sus ropas militares, incluyendo su espada, su arco y su cinturón.
Las mujeres cantaban mientras tocaban, y decían: Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez miles.
Y David prosperaba en todos sus caminos, pues el SEÑOR {estaba} con él.
Entonces Saúl ordenó a sus siervos: Hablad en secreto a David, diciendo: ``He aquí, el rey se deleita en ti y todos sus siervos te aman; ahora pues, sé yerno del rey."
Cuando sus siervos contaron a David estas palabras, agradó a David llegar a ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliera,
se levantó David y se fue con sus hombres, y mató a doscientos hombres de entre los filisteos. Entonces David trajo sus prepucios y se los dio todos al rey a fin de ser yerno del rey. Y Saúl le dio a su hija Mical por mujer.
Saúl dijo a su hijo Jonatán y a todos sus siervos que dieran muerte a David; pero Jonatán, hijo de Saúl, apreciaba grandemente a David.
Entonces Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra David su siervo, puesto que él no ha pecado contra ti, y puesto que sus hechos {han sido} de mucho beneficio para ti.
Entonces Jonatán dio sus armas al muchacho y le dijo: Vete, lléva{las} a la ciudad.
Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Ciertamente las mujeres nos han sido vedadas; como anteriormente, cuando he salido {en campaña,} los cuerpos de los jóvenes se han mantenido puros, aunque haya sido un viaje profano; ¿cuánto más puros estarán sus cuerpos hoy?
Pero los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No cantaban de él en las danzas, diciendo: ``Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles"?
Y se fingió demente ante sus ojos y actuaba como loco en medio de ellos; escribía garabatos en las puertas de la entrada y dejaba que su saliva le corriera por la barba.
Entonces Aquis dijo a sus siervos: He aquí, veis al hombre portándose como un loco. ¿Por qué me lo traéis?
David se fue de allí y se refugió en la cueva de Adulam. Cuando sus hermanos y toda la casa de su padre {lo} supieron, descendieron a él allá.
Entonces oyó Saúl que David y los hombres que {estaban} con él habían sido descubiertos. Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo un tamarisco, en el alto, con su lanza en la mano, y todos sus siervos estaban de pie alrededor de él.
Y Saúl dijo a sus siervos que estaban a su alrededor: Oíd{me} ahora, hijos de Benjamín. ¿Os dará también el hijo de Isaí a todos vosotros campos y viñas? ¿Os hará a todos comandantes de miles y comandantes de cientos?
Y David y sus hombres fueron a Keila y pelearon contra los filisteos; y él se llevó sus ganados y los hirió con gran mortandad. Así libró David a los habitantes de Keila.
Y convocó Saúl a todo el pueblo a la guerra, para descender a Keila a fin de cercar a David y sus hombres.
Se levantó, pues, David con sus hombres, como seiscientos, y salieron de Keila y anduvieron de un lugar a otro. Cuando a Saúl le informaron que David se había escapado de Keila, cesó de perseguirlo.
Ellos se levantaron y fueron a Zif delante de Saúl. Y David y sus hombres {estaban} en el desierto de Maón, en el Arabá, al sur de Jesimón.
Saúl fue con sus hombres a buscar{lo,} pero le avisaron a David, y {éste} bajó a la peña y permaneció en el desierto de Maón. Cuando Saúl {lo} supo, persiguió a David en el desierto de Maón.
Saúl iba por un lado del monte y David y sus hombres por el otro lado del monte; y David se apresuraba para huir de Saúl, pues Saúl y sus hombres estaban rodeando a David y a sus hombres para apresarlos.
Entonces Saúl tomó de todo Israel tres mil hombres escogidos, y fue en busca de David y de sus hombres por los peñascos de las cabras monteses.
Llegó a unos rediles de ovejas en el camino, donde {había} una cueva, y Saúl entró {en ella} para hacer sus necesidades. Y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva.
Y dijo a sus hombres: El SEÑOR me guarde de hacer tal cosa contra mi rey, el ungido del SEÑOR, de extender contra él mi mano, porque es el ungido del SEÑOR.
David contuvo a sus hombres con {estas} palabras y no les permitió que se levantaran contra Saúl. Y Saúl se levantó, {salió} de la cueva, y siguió {su} camino.
Y David se {lo} juró a Saúl. Y Saúl se fue a su casa, pero David y sus hombres subieron al refugio.
Y {había} un hombre en Maón que tenía sus bienes en Carmel; el hombre era muy rico y tenía tres mil ovejas y mil cabras; y estaba en Carmel trasquilando sus ovejas.
El hombre se llamaba Nabal, y su mujer se llamaba Abigail. Y la mujer {era} inteligente y de hermosa apariencia, pero el hombre {era} áspero y malo en {sus} tratos, y {era} calebita.
Y oyó David en el desierto que Nabal estaba trasquilando sus ovejas.
Y David dijo a sus hombres: Cíñase cada uno su espada. Y cada hombre se ciñó su espada. David también se ciñó su espada, y unos cuatrocientos hombres subieron tras David, mientras que doscientos se quedaron con el bagaje.
Y dijo a sus mozos: Id delante de mí; he aquí, yo os seguiré. Pero nada dijo a su marido Nabal.
Y sucedió que cuando ella cabalgaba en su asno y descendía por la parte encubierta del monte, he aquí que David y sus hombres venían bajando hacia ella, y se encontró con ellos.
Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sólo sobre mí sea la culpa. Te ruego que permitas que tu sierva te hable, y que escuches las palabras de tu sierva.
Abigail se levantó apresuradamente, montó en un asno, y con sus cinco doncellas que la atendían siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer.
Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada cual con los de su casa; David con sus dos mujeres Ahinoam jezreelita, y Abigail la de Carmel, viuda de Nabal.
Y subieron David y sus hombres e hicieron incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque ellos eran los habitantes de la tierra desde tiempos antiguos, según se va a Shur, hasta la tierra de Egipto.
Aconteció en aquellos días que los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Bien sabes que saldrás conmigo a campaña, tú y tus hombres.
Entonces Saúl dijo a sus siervos: Buscadme una mujer que sea médium para ir a consultarla. Y sus siervos le dijeron: He aquí, hay una mujer en Endor que es médium.
Pero él rehusó, y dijo: No comeré. Sin embargo, sus siervos juntamente con la mujer le insistieron, y él los escuchó. Se levantó, pues, del suelo y se sentó en la cama.
Y {lo} trajo delante de Saúl y de sus siervos, y comieron. Después se levantaron y se fueron aquella noche.
Reunieron los filisteos todos sus ejércitos en Afec, mientras los israelitas acamparon junto a la fuente que está en Jezreel.
Y los príncipes de los filisteos iban avanzando por cientos y por miles, y David y sus hombres marchaban en la retaguardia con Aquis.
¿No es éste David, de quien cantaban en las danzas, diciendo: ``Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles"?
David, pues, se levantó temprano, él y sus hombres, para salir por la mañana y regresar a la tierra de los filisteos. Y los filisteos subieron a Jezreel.
Y aconteció que cuando David y sus hombres llegaron a Siclag al tercer día, los amalecitas habían hecho una incursión en el Neguev y contra Siclag, y habían asolado a Siclag y la habían incendiado;
Cuando llegaron David y sus hombres a la ciudad, he aquí que había sido quemada, y que sus mujeres, sus hijos y sus hijas habían sido llevados cautivos.
Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado, cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Mas David se fortaleció en el SEÑOR su Dios.
David recuperó todo lo que los amalecitas habían tomado, también rescató a sus dos mujeres.
Entonces todos los hombres malvados e indignos de entre los que habían ido con David respondieron, y dijeron: Porque no fueron con nosotros, no les daremos nada del botín que hemos recuperado, sino a cada hombre su mujer y sus hijos, para que se {los} lleven y se vayan.
Cuando llegó David a Siclag, mandó {parte} del botín a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí un presente para vosotros del botín de los enemigos del SEÑOR.
a los de Hebrón y a todos los lugares por donde David y sus hombres habían andado.
Los filisteos persiguieron muy de cerca a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.
Así murió Saúl aquel día, junto con sus tres hijos, su escudero y todos sus hombres.
Cuando los hombres de Israel que {estaban} al otro lado del valle, con los que {estaban} más allá del Jordán, vieron que los hombres de Israel habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron; entonces vinieron los filisteos y habitaron en ellas.
Y sucedió que al día siguiente, cuando vinieron los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos caídos en el monte Gilboa.
Le cortaron la cabeza y lo despojaron de sus armas, y enviaron {mensajeros} por {toda} la tierra de los filisteos, para que llevaran las buenas nuevas a la casa de sus ídolos y al pueblo.
Pusieron sus armas en el templo de Astarot, y ataron su cuerpo al muro de Bet-sán.
se levantaron todos los hombres valientes, y caminando toda la noche, tomaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán, y volviendo a Jabes, los quemaron allí.