'Templo' en la Biblia
En esto perdone el SEÑOR a tu siervo: que cuando mi señor entrare en el templo de Rimón, y para adorar en él se apoyare sobre mi mano, si yo también me inclinare en el templo de Rimón, que el SEÑOR perdone en esto a tu siervo, si en el templo de Rimón me inclino.
Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron todos los siervos de Baal, que no faltó ninguno que no viniese. Y entraron en el templo de Baal, y el templo de Baal se llenó de extremo a extremo.
Y entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal: Mirad y ved que por dicha no haya aquí entre vosotros alguno de los siervos del SEÑOR, sino solos los siervos de Baal.
Y después que acabaron ellos de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad, y matadlos; que no escape ninguno. Y los hirieron a cuchillo; y los dejaron tendidos los de la guardia y los capitanes, y fueron hasta la ciudad del templo de Baal,
Y los de la guardia se pusieron en orden , teniendo cada uno sus armas en sus manos, desde el lado derecho de la Casa hasta el lado izquierdo, junto al altar y el templo, cerca del rey alrededor.
Y oyendo Atalía el estruendo del pueblo que corría, entró al pueblo en el templo del SEÑOR;
Entonces el sacerdote Joiada mandó a los centuriones que gobernaban el ejército, y les dijo: Sacadla fuera del cercado del templo, y al que la siguiere, matadlo a cuchillo. (Porque el sacerdote dijo que no la matasen en el templo del SEÑOR).
Y todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron; y quebraron en menudas piezas sus altares y sus imágenes, y asimismo mataron a Matán sacerdote de Baal delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre la Casa del SEÑOR.
recíbanlo los sacerdotes, cada uno de sus familiares, los cuales reparen los portillos del templo donde quiera que se hallare abertura.
Pero el año veintitrés del rey Joás, no habían aún reparado los sacerdotes las aberturas del templo.
Llamando entonces el rey Joás al sacerdote Joiada y a los sacerdotes, les dijo: ¿Por qué no reparáis las aberturas del templo? Ahora pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares, sino dadlo para reparar las aberturas del templo.
Y los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener cargo de reparar las aberturas del templo.
Entonces el sacerdote Joiada tomó un arca, y le hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha a la entrada del templo del SEÑOR; y los sacerdotes que guardaban la puerta, ponían allí todo el dinero que se metía en la Casa del SEÑOR.
Y cuando veían que había mucho dinero en el arca, venía el notario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo del SEÑOR, y lo guardaban.
Mas de aquel dinero que se traía a la casa del SEÑOR, no se hacían tazas de plata, ni salterios, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro vaso de oro ni de plata se hacía para el templo del SEÑOR;
Y el altar de bronce que estaba delante del SEÑOR, lo hizo acercar delante de la frontera de la Casa, entre el altar y el templo del SEÑOR, y lo puso al lado del altar hacia el aquilón.
Entonces rompió Ezequías las puertas del templo del SEÑOR, y los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro , y lo dio al rey de Asiria.
Y aconteció, que estando él adorando en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a cuchillo; y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.
Viniendo luego Safán escriba al rey, dio al rey la respuesta, y dijo: Tus siervos han juntado el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen cargo de la Casa del SEÑOR.
Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, y a los sacerdotes de la segunda orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo del SEÑOR todos los vasos que habían sido hechos para Baal, y para el bosque, y para toda la corte del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo de Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.
Asimismo quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo del SEÑOR, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía cargo de los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.
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