'Palabras' en la Biblia
Palabras de iniquidades me sobrepujaron; mas nuestras rebeliones tú las limpiarás.
Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Puso en ellos las palabras de sus señales, y sus prodigios en la tierra de Cam.
Mandó tinieblas e hizo que se oscureciera, pero ellos no prestaron atención a sus palabras.
Entonces creyeron a sus palabras, y cantaron su alabanza.
por cuanto fueron rebeldes a las palabras del SEÑOR, y aborrecieron el consejo del Altísimo.
y con palabras de odio me rodearon; y pelearon contra mí sin causa.
En tus estatutos me recrearé, no me olvidaré de tus palabras.
CHET Mi porción, oh SEÑOR, dije, será guardar tus palabras.
Cuán dulces son á mi paladar tus palabras! Más que la miel á mi boca.
La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
Mi celo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
Me anticipo al alba y clamo; en tus palabras espero.
Veía a los prevaricadores, y me carcomía; porque no guardaban tus palabras.
SIN Príncipes me han perseguido sin causa; mas mi corazón tuvo miedo de tus palabras.
Hablará mi lengua tus palabras; porque todos tus mandamientos son justicia.
cuando nos pedían allí, los que nos cautivaron, las palabras de la canción, (colgadas nuestras arpas de alegría) diciendo: Cantadnos de las canciones de Sion.
Serán derribados de lugares fuertes sus jueces, y oirán mis palabras, que son suaves.
El que denuncia sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel.
para entender parábola y declaración; palabras de sabios, y sus enigmas.
Volveos a mi reprensión; he aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras.
Hijo mío, si tomares mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
Para librarte de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras;
y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca.
Oye, hijo mío, recibe mis palabras, y muchos serán los años de tu vida.
Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
Ahora pues, hijos {míos,} escuchadme, y no os apartéis de las palabras de mi boca.
enlazado eres con las palabras de tu boca, y preso con las razones de tu boca.
Hijo mío, guarda mis palabras, y atesora mis mandamientos contigo.
para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
Lo derribó con la mucha suavidad de sus palabras, con la blandura de sus labios le persuadió.
Ahora pues, hijos {míos,} escuchadme, y prestad atención a las palabras de mi boca.
Conforme a la justicia son todas las palabras de mi boca, no hay en ellas nada torcido ni perverso.
En las muchas palabras no falta rebelión; mas el que refrena sus labios es prudente.
Las palabras de los impíos son para asechar la sangre; mas la boca de los rectos los librará.
Apártate de la presencia del necio, porque {en él} no discernirás palabras de conocimiento.
Abominación al SEÑOR son los planes perversos, mas las palabras agradables son puras.
El sabio de corazón será llamado prudente, y la dulzura de palabras aumenta la persuasión.
Panal de miel son las palabras agradables, dulces al alma y salud para los huesos.
El hombre indigno urde el mal, y sus palabras son como fuego abrasador.
No convienen al necio las palabras elocuentes; mucho menos al príncipe los labios mentirosos.
El que detiene sus palabras tiene sabiduría; y de espíritu excelente es el hombre inteligente.
Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; y arroyo que rebosa, la fuente de la sabiduría.
Las palabras del chismoso parecen blandas, mas ellas descienden hasta lo íntimo del vientre.
Todos los hermanos del pobre lo aborrecen, ¿cuánto más sus amigos se alejarán de él!; {los} persigue {con} palabras, {pero} ellos se han ido.
Cesa, hijo mío, de escuchar la instrucción, {y} te desviarás de las palabras de sabiduría.
Los ojos del SEÑOR guardan el conocimiento, pero El confunde las palabras del pérfido.
Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, y pon tu corazón a mi sabiduría;
para hacerte saber la certeza de las palabras de verdad, a fin de que respondas correctamente al que te ha enviado?
¿Comiste tu parte? La vomitarás; y perderás tus suaves palabras.
No hables a oídos del necio, porque despreciará la sabiduría de tus palabras.
Aplica tu corazón al castigo, y tus oídos a las palabras de sabiduría.
Besados serán los labios del que responde palabras rectas.
Las palabras del chismoso parecen blandas; mas ellas entran hasta lo secreto del vientre.
Si un gobernante presta atención a palabras mentirosas, todos sus servidores {se vuelven} impíos.
El siervo no se castigará con palabras; porque entiende, mas no hace caso.
¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del loco que de él.
Palabras de Agur, hijo de Jaqué: La profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.
Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan,
Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del loco.
Porque los sueños abundan, y las vanidades y las palabras son muchas; mas tú teme a Dios.
Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre?
Tampoco tomes en serio todas las palabras que se hablan, no sea que oigas a tu siervo maldecirte.
Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fortaleza; aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
Las palabras del sabio con reposo son oídas, más que el clamor del señor entre los locos.
Las palabras de la boca del sabio son gracia; mas los labios del loco lo echan a perder.
El comienzo de las palabras de su boca es locura; y el fin de su charla nocivo desvarío.
El loco multiplica palabras, y dice: no sabe el hombre lo que será; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?
Procuró el Predicador hallar palabras de voluntad, y escritura recta, palabras de verdad.
Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, puestas por debajo de un Pastor.
Escuchad y oíd mi voz, prestad atención y oíd mis palabras.
Y es a vosotros toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.
Dijo entonces el Señor: Por cuanto este pueblo se {me} acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es {sólo} una tradición aprendida {de memoria},
Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad, y de las tinieblas.
que dicen a los videntes: No veáis {visiones;} y a los profetas: No nos profeticéis lo que es recto, decidnos palabras agradables, profetizad ilusiones.
Tus oídos oirán detrás de ti estas palabras: ``Este es el camino, anden en él," ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda.
Mas él también es sabio, para guiar el mal, ni hará mentirosas sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los obradores de iniquidad.
Cierto los avaros malas medidas tienen; él maquina pensamientos para enredar a los simples con palabras cautelosas; y para hablar en juicio contra el pobre.
Digo, alegas tú, (empero palabras vanas) que tengo consejo y fortaleza para la guerra. Ahora bien, ¿en quién confías que te rebelas contra mí?
Y dijo Rabsaces: ¿Me envió mi señor a ti y a tu señor, a que dijera estas palabras, o a los hombres, que están sobre el muro para comer su estiércol, y beber su orina con vosotros?
Y se paró Rabsaces, y gritó a gran voz en lengua judaica, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
Entonces Eliacim hijo de Hilcías mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf escritor de crónicas, vinieron a Ezequías rotos sus vestidos; y le contaron las palabras de Rabsaces.
Quizá oirá el SEÑOR tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su señor a blasfemar al Dios vivo, y a reprender con las palabras, que oyó el SEÑOR tu Dios; alza pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.
Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro Señor: Así dice el SEÑOR: No temas por las palabras, que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y oye; abre, oh SEÑOR, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, el cual ha enviado sus mensajeros a blasfemar al Dios viviente.
Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; y de antes, y diremos: justo. Ciertamente, no hay quién lo anuncie, ciertamente, no hay quién enseñe, ciertamente no hay quién oiga vuestras palabras.
Que puse en tu boca mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí; para que plantaras los cielos y fundaras la tierra; y que dijeras a Sion: pueblo mío eres tú.
Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso día del SEÑOR, y lo venerares no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras.
Rebelar, y mentir contra el SEÑOR, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia, y rebelión, concebir, y hablar de corazón palabras de mentira.
Y éste será mi Pacto con ellos, dijo el SEÑOR: el Espíritu mío que está sobre ti; y mis palabras, que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, y de la boca de tu simiente, y de la boca de la simiente de tu simiente, dijo el SEÑOR, desde ahora y para siempre.
Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.
Y extendió el SEÑOR su mano, y tocó sobre mi boca; y me dijo el SEÑOR: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
Ve, y clama estas palabras hacia el aquilón, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dijo el SEÑOR; no haré caer mi ira sobre vosotros, porque Misericordioso soy, dijo el SEÑOR, ni guardaré para siempre el enojo.
Por tanto, así dijo el SEÑOR Dios de los ejércitos: Porque hablasteis esta palabra, he aquí yo pongo en tu boca mis palabras por fuego, y a este pueblo por leños, y los consumirá.
Oye, tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon a mis palabras, y aborrecieron mi ley.
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