Aunque él florezca entre los juncos, vendrá el solano, viento del SEÑOR que sube del desierto, y su fuente se secará y su manantial se agotará; despojará {su} tesoro de todos los objetos preciosos.

¿Los libraré del poder del Seol? ¿Los redimiré de la muerte? ¿Dónde están, oh muerte, tus espinas? ¿Dónde está, oh Seol, tu aguijón? La compasión estará oculta a mi vista.

Mas yo {he sido} el SEÑOR tu Dios desde la tierra de Egipto; no reconocerás a otro dios fuera de mí, pues no hay más salvador que yo.

Samaria será considerada culpable, porque se rebeló contra su Dios. Caerán a espada; serán estrellados sus niños, y abiertos los vientres de sus mujeres encinta.

Como osa privada de sus cachorros, me enfrentaré a ellos y les desgarraré el pecho, y allí los devoraré como leona, {como} los desgarraría una bestia salvaje.

Cuando Efraín hablaba, {reinaba el} temor; se había exaltado a sí mismo en Israel, pero por causa de Baal pecó y murió.

Tu destrucción {vendrá,} oh Israel, porque {estás} contra mí, contra tu ayuda.

Y ahora continúan pecando: se hacen imágenes fundidas, ídolos, con su plata, conforme a su pericia, todo ello obra de artífices. De ellos dicen: Que los hombres que sacrifican, besen los becerros.

Por tanto, serán como niebla de la mañana, y como rocío que pronto desaparece, como paja aventada de la era, y como humo de chimenea.

Te di rey en mi ira, y te lo quité en mi furor.

Cuando {comían} sus pastos, se saciaron, y al estar saciados, se ensoberbeció su corazón; por tanto, se olvidaron de mí.

Dolores de parto vienen sobre él; no es un hijo sensato, porque no es hora de que se demore en la apertura del vientre.

Yo te cuidé en el desierto, en tierra muy seca.

¿Dónde está ahora tu rey para que te salve en todas tus ciudades, y tus jueces de quienes {me} decías: Dame rey y príncipes?

Seré, pues, para ellos como león; como leopardo junto al camino acecharé.

Atada está la iniquidad de Efraín, guardado su pecado.