68 Versículo de la Biblia sobre Compra y venta
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Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo: Peregrino y advenedizo soy entre vosotros; dadme heredad de sepultura con vosotros, y sepultaré mi muerta de delante de mí.
Entonces compró José toda la tierra de Egipto para el Faraón; porque los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser del Faraón. Y al pueblo lo hizo pasar a las ciudades desde un cabo del término de Egipto hasta el otro cabo. Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración del Faraón, y ellos comían su ración que el Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra.
Y dijo al redentor: Una parcela de tierra que tuvo nuestro hermano Elimelec, vendió Noemí, la que volvió del campo de Moab;
Zain Consideró la heredad, y la compró; y plantó viña del fruto de sus manos.
Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: siete siclos y diez monedas de plata. Y escribí la carta, y la sellé, e hice atestiguar a testigos, y pesé el dinero con balanza.
Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros.
Y comenzaron todos a una a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado.
Que ningún necesitado había entre ellos; porque todos los que poseían heredades o casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido,
Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me des por excusado.
Y toda la tierra venía a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.
La comida me venderás por dinero y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé; solamente pasaré a pie;
Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él grande multitud, dice a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
Porque los unos pensaban, porque Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diera algo a los pobres.
Y oí una voz en medio de los cuatro animales, que decía: Un cheniz de trigo por un denario, y tres chenizes de cebada por un denario; y no hagas daño al vino, ni al aceite.
Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan sobre ella; porque ninguno compra más sus mercaderías: La mercadería de oro, y de plata, y de piedras preciosas, y de margaritas, y de lino finísimo, y de escarlata, y de seda, y de grana, y de toda madera olorosa, y de todo vaso de marfil, y de todo vaso de madera preciosa, y de bronce, y de hierro, y de mármol; y canela, y olores, y ungüentos, e incienso, y vino, y aceite, y flor de harina, y trigo, y bestias, y de ovejas; y de caballos, y de carros, y de cuerpos y almas de hombres.
Y de edad de ocho días será circuncidado en vosotros todo macho por vuestras generaciones: el nacido en casa, y el comprado a dinero de cualquier extranjero, que no fuere de tu simiente.
Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre de balde.
Así tu esclavo como tu esclava que tuvieres, serán de los gentiles que están en vuestro alrededor; de ellos compraréis esclavos y esclavas. También compraréis de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de los que del linaje de ellos son nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros; los cuales tendréis por posesión.
Y me dijo otra vez el SEÑOR: Ve, ama una mujer amada de su compañero, y adúltera, como el amor del SEÑOR para con los hijos de Israel; los cuales miran a dioses ajenos, y aman frascos de vino. La compré entonces para mí por quince dineros de plata, y un homer y medio de cebada;
Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo. Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá.
Porque el Reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron: Oyenos, señor mío, eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestras sepulturas sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te impedirá su sepultura, para que entierres tu muerta. Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het;Leer más.
y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón, hijo de Zohar, para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al cabo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para heredad de sepultura en medio de vosotros. Este Efrón habitaba entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en oídos de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo: No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; delante de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta. Y Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra. Y respondió a Efrón en oídos del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas; yo daré el precio de la heredad, tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.
Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré al SEÑOR mi Dios holocaustos que no me cuestan nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
No hagáis agravio en juicio, en medida de tierra, ni en peso, ni en otra medida. Balanzas justas, pesas justas, efa justo, e hin justo tendréis. YO SOY el SEÑOR vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto.
Y respondió Efrón a Abraham, diciéndole: Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre mí y ti? Entierra pues tu muerta. Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, oyéndolo los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, corrientes por los mercaderes.
No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica. No tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño. Pesas perfectas y justas tendrás; efa perfecto y justo tendrás; para que tus días sean prolongados sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.Leer más.
Porque abominación es al SEÑOR tu Dios cualquiera que hace esto, cualquiera que hace injusticia.
El peso falso abominación es al SEÑOR; mas la pesa cabal le agrada.
Peso y balanzas de juicio son del SEÑOR; obra suya son todas las pesas de la bolsa.
Doble pesa y doble medida, abominación son al SEÑOR ambas cosas.
El que compra dice: Malo es, malo es; mas cuando se aparta, se alaba.
diciendo: Cuando pasare el mes, venderemos el trigo; y pasado el sábado abriremos los alfolíes del pan, y achicaremos la medida, y engrandeceremos el precio, y falsearemos el peso engañoso;
¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad, y medida escasa que es detestable? ¿Seré limpio con peso falso, y con bolsa de engañosas pesas?
Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá; mas bendición será sobre la cabeza del que vende.
Y cuando vendiereis algo a vuestro prójimo, o comprareis de mano de vuestro prójimo, no engañe ninguno a su hermano.
Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña por precio compramos.
y compraremos los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo.
Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo perdidamente.
Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajeren a vender mercaderías y comestibles en día de sábado, nada tomaríamos de ellos en sábado, ni en día santo; y que dejaríamos el año séptimo, y remitiríamos toda deuda.
En aquellos días vi en Judá algunos que pisaban en lagares en sábado, y que acarreaban manojos, y cargaban los asnos con vino, y también de uvas, de higos, y de toda carga, y traían a Jerusalén en día de sábado; y les protesté el día que vendían el mantenimiento. También estaban en ella tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá, y les dije: ¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis, profanando así el día del sábado?Leer más.
¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios sobre nosotros todo este mal, y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el sábado? Sucedió pues, que cuando la sombra llegó a las puertas de Jerusalén antes del sábado, dije que se cerraren las puertas, y ordené que no las abrieran hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no entraran carga. Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes, y los que vendían toda cosa. Y les protesté, y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en sábado. Y dije a los levitas que se purificaran, y vinieran a guardar las puertas, para santificar el día del sábado. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la muchedumbre de tu misericordia.
Y entró Jesús en el Templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el Templo, y trastornó las mesas de los cambiadores, y las sillas de los que vendían palomas; Y les dice: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.
Vienen, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el Templo; y trastornó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que alguien llevara vaso por el Templo. Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi Casa, Casa de oración será llamada por todas las naciones? Y vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él. Diciéndoles: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambiadores de dinero sentados. Y hecho un azote de cuerdas, los echó a todos del Templo, y las ovejas, y los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas; y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado.
El tiempo es venido, se acercó el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre toda su multitud.
Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; para los demás es, que los que tienen mujer sean como los que no la tienen, y los que lloran, como los que no lloran; y los que se regocijan, como los que no se regocijan; y los que compran, como los que no poseen; y los que usan de este mundo, como los que no lo usan como si fuera propio; porque la apariencia de este mundo se pasa.
Ea, ahora, los que decís: Vamos hoy y mañana a tal ciudad, y estaremos allá un año y compraremos mercadería, y ganaremos;
Y hacía a todos, a los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, tomar la marca en su mano derecha, o en sus frentes; y que ninguno pueda comprar o vender, sino el que tiene la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a mal hacer delante del SEÑOR,
Porque ya sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido a sujeción del pecado.
Y el furor del SEÑOR se encendió contra Israel, el cual los entregó en manos de salteadores que les robaron, y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor; y no pudieron parar más delante de sus enemigos.
Y ahora, así dice el SEÑOR Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; yo te puse nombre, mío eres tú.
Así dijo el SEÑOR: ¿Qué es de esta carta de repudio de vuestra madre, a la cual yo repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quien yo os he vendido? He aquí, que por vuestras iniquidades sois vendidos; y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre,
Porque así dice el SEÑOR: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis redimidos.
Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre.
Porque comprados sois por (gran) precio; glorificad, pues, (y traed) a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres.
sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación (la cual recibisteis de vuestros padres), no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación,
Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente sectas de perdición, y negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada.
Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia.
A todos los sedientos: Venid a las aguas. Y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche.
También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas; que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
Mas las prudentes respondieron, diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras.
Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar del entendimiento? El hombre nunca supo su valor, ni se halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: No está en mí; y el mar dijo: Ni conmigo.Leer más.
No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro. El oro no se le igualará, ni el diamante; ni se cambiará por vaso de oro fino. De coral ni de perlas no se hará mención; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas. No se igualará con ella esmeralda de Etiopía; no se podrá apreciar con oro fino.
ninguno de ellos podrá en manera alguna rescatar al hermano, ni dar a Dios propiciación por él. (Porque la redención de su vida es de gran precio, y no lo pueden hacer)
Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, qué piensas que el don de Dios se gana por dinero.