28 Versículo de la Biblia sobre Envejecimiento

Corona de honra es la vejez, que se halla en el camino de justicia.

Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor: Yo Jehová.

Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo os soportaré y os guardaré.

En los ancianos está la sabiduría, y en la largura de días la inteligencia.

Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes;

No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.

Vendrás en la vejez a tu sepultura, como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.

Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de días y fue unido a su pueblo.

Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.

Corona de los viejos son los nietos; y la gloria de los hijos son sus padres.

Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.

Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas, y de gloria. Y reinó en su lugar Salomón su hijo.

Yo decía: Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría.

Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.

Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.

Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.

Acuérdate de los tiempos antiguos; considera los años de muchas generaciones: Pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.

Las ancianas asimismo, sean de un porte santo, no calumniadoras, no dadas a mucho vino, maestras de honestidad; que enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos; a ser discretas, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos; para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

Que los ancianos sean sobrios, honestos, templados, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia. Las ancianas asimismo, sean de un porte santo, no calumniadoras, no dadas a mucho vino, maestras de honestidad;

No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.

Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, hasta que muestre tu fortaleza a esta generación, y tu poder a todos los que han de venir.

Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como Él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy día soy de ochenta y cinco años;

Y era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni conocimiento, ni sabiduría.

Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras, reflexionaba en las obras de tus manos.

Él priva del habla al que dice verdad, y quita a los ancianos el consejo.

Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.