19 Versículo de la Biblia sobre La impotencia

Y he aquí una mujer que tenía espíritu de enfermedad dieciocho años, y andaba agobiada, que en ninguna manera se podía enhestar.

Porque Cristo, cuando aún éramos flacos, á su tiempo murió por los impíos.

Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estánque cuando el agua fuere revuelta; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido.

Ninguno puede venir á mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.

Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día á la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.

Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo.

Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, No te olvides de los pobres.

Abre tu boca por el mudo, En el juicio de todos los hijos de muerte. Abre tu boca, juzga justicia, Y el derecho del pobre y del menesteroso.

¿No me ayudo cuanto puedo, Y el poder me falta del todo?

Está en las guaridas de las aldeas: En los escondrijos mata al inocente: Sus ojos están acechando al pobre.

Si hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.

En mi angustia invoqué á Jehová, Y clamé á mi Dios: El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, á sus oídos.

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.