'Espera' en la Biblia

Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarlos.

Y descendiendo ellos al límite de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que vaya delante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.

Y bajarás delante de mí a Gilgal; y luego descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos, y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti, y te enseñe lo que has de hacer.

Como el siervo anhela la sombra, y como el jornalero espera la paga de su trabajo,

Aunque digas: No lo mirará; el juicio está delante de Él, espera pues, en Él.

Espera en Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera en Jehová.

Nuestra alma espera en Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es Él.

Espera en Jehová, y haz el bien; y vivirás en la tierra, y en verdad serás alimentado.

Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por causa del hombre que hace maldades.

Espera en Jehová, y guarda su camino, y Él te exaltará para heredar la tierra: Cuando sean talados los pecadores, lo verás.

¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle por la ayuda de su presencia.

¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.

¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.

Alma mía, espera solamente en Dios; porque en Él está mi esperanza.

Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana; más que los vigilantes a la mañana.

Espera, oh Israel, en Jehová desde ahora y para siempre.

No digas: Yo me vengaré; espera en Jehová, y Él te salvará.

Cuando clames, que te libren tus allegados; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí espera, tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte.

Porque desde el principio del mundo no se ha escuchado, ni oído ha percibido, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en Él espera.

Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios espera siempre.