'Estás' en la Biblia
Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una nube lo recibió, y lo encubrió de sus ojos.
Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros con milagros y prodigios, y señales que Dios hizo en medio de vosotros por medio de Él, como también vosotros sabéis.
Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y expiró. Y vino gran temor sobre todos los que lo oyeron.
Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Y cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el magistrado del templo y los príncipes de los sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.
Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
Entonces le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás tierra santa es.
Y cuando oyeron estas cosas, se enfurecieron en sus corazones, y crujían los dientes contra él.
Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí.
Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían la palabra.
Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha concedido Dios arrepentimiento para vida.
Y la noticia de estas cosas llegó a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía.
Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella afirmaba que así era. Entonces ellos decían: Es su ángel.
Y cuando los judíos salieron de la sinagoga, los gentiles les rogaron que el sábado siguiente les predicasen estas palabras.
y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, y os predicamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, y el mar, y todo cuanto en ellos hay.
Y diciendo estas cosas, apenas hicieron desistir al pueblo, para que no les ofreciesen sacrificio.
Para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace todas estas cosas.
Pues ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias.
Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han enviado a decir que se os suelte, así que ahora salid, e id en paz.
Y los alguaciles dijeron estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos.
Y el pueblo y los magistrados de la ciudad se alborotaron al oír estas cosas.
Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Pues traes a nuestros oídos ciertas cosas extrañas; queremos, pues, saber qué significan estas cosas.
Después de estas cosas, Pablo partió de Atenas y vino a Corinto.
Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas.
Y pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.
Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y para los que están conmigo, estas manos me han servido.
Y habiendo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos.
Entonces Pablo le dijo: Dios te golpeará a ti, pared blanqueada: ¿Pues tú estás sentado para juzgarme conforme a la ley, y contra la ley me mandas golpear?
Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos profesan estas cosas.
mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, al interrogarle, podrás enterarte de todas estas cosas de que le acusamos.
Y asentían también los judíos, diciendo ser así estas cosas.
Entonces Félix, oídas estas cosas, teniendo mejor conocimiento de este Camino, les puso dilación, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias acabaré de conocer de vuestro asunto.
Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondió a Pablo, y dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?
Y yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas.
Y diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco.
Pues el rey sabe estas cosas, delante del cual también hablo confiadamente. Pues estoy seguro que no ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón.
Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios, que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!