'Nadie' en la Biblia
A Dios nadie le vio jamás; el Unigénito hijo, que está en el seno del Padre, él nos lo declaró.
y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues El sabía lo que había en el hombre.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviere Dios con él.
Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.
Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio.
El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.
Porque el Padre a nadie juzga, mas todo el juicio dio al Hijo;
Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
Y decía: Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.
Porque nadie hace nada en secreto cuando procura ser {conocido} en público. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo.
Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de El por miedo a los judíos.
Mas éste, sabemos de dónde es; y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
Procuraban, pues, prenderle; pero nadie le echó mano porque todavía no había llegado su hora.
Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano.
Los servidores respondieron: Nunca ha hablado nadie así como este hombre.
Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?
Vosotros según la carne juzgáis; mas yo no juzgo a nadie.
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el Templo; y nadie le prendió; porque aún no había venido su hora.
Y le respondieron: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos a nadie, ¿cómo dices tú: Seréis libres?
A mí me conviene hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede obrar.
Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Nadie tiene mayor amor que éste, que ponga alguno su alma por sus amigos.
También, pues, vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza; mas otra vez os veré, y se gozará vuestro corazón, y nadie quitará de vosotros vuestro gozo.
Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; en esto creemos que has salido de Dios.
Les dice entonces Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos es lícito matar a nadie;
En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie.
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