'Rey' en la Biblia
- 1.Gé 14:1-Josué 12:21
- 2.Josué 12:22-1 Samuel 26:15
- 3.1 Samuel 26:16-2 Samuel 14:32
- 4.2 Samuel 14:33-2 Samuel 24:3
- 5.2 Samuel 24:4-1 Reyes 10:3
- 6.1 Reyes 10:6-1 Reyes 22:9
- 7.1 Reyes 22:10-2 Reyes 11:5
- 8.2 Reyes 11:7-2 Reyes 19:10
- 9.2 Reyes 19:13-1 Crónicas 27:1
- 10.1 Crónicas 27:24-2 Crónicas 19:1
- 11.2 Crónicas 19:2-2 Crónicas 35:10
- 12.2 Crónicas 35:15-Ester 1:2
- 13.Ester 1:5-Ester 8:14
- 14.Ester 8:15-Cantares 3:9
- 15.Cantares 3:11-Jeremías 27:12
- 16.Jeremías 27:13-Jeremías 46:13
- 17.Jeremías 46:17-Daniel 2:48
- 18.Daniel 2:49-Oseas 13:11
- 19.Amós 1:1-2 Corintios 11:32
- 20.1 Timoteo 1:17-Apocalipsis 19:16
Esto que has hecho, no está bien. Vive el SEÑOR, que sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro señor, al ungido del SEÑOR. Mira, pues, ahora dónde está la lanza del rey, y la botija del agua que estaba a su cabecera.
Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es ésta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío.
Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te incita contra mí, huela él el olor del sacrificio; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia del SEÑOR, que me han echado hoy para que no me junte en la heredad del SEÑOR, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante del SEÑOR; porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes.
Y David respondió, y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados, y tómela.
Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que estaban con él se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.
¿Por qué me has engañado? que tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
Y dijeron los príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo algunos días o algunos años, y no he hallado cosa en él desde el día que se cayó a mí hasta hoy?
Y David respondió a Aquis: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey?
Y vinieron los varones de Judá, y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad fueron los que sepultaron a Saúl.
Esfuércense pues ahora vuestras manos, y sed valientes; pues que muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
Y lo proclamó rey sobre Galaad, sobre Gesuri, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín, y sobre todo Israel.
su segundo Quileab, de Abigail la que era mujer de Nabal, el del Carmelo; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur;
Y habló Abner con los ancianos de Israel, diciendo: Ayer y anteayer procurabais que David fuera rey sobre vosotros;
Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan pacto contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.
Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey, y él le ha despedido, y se fue en paz.
Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí vino Abner a ti; ¿por qué pues dejaste que se fuera?
Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Romped vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.
Y sepultaron a Abner en Hebrón; y alzando el rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró también todo el pueblo.
Y endechando el rey al mismo Abner, decía: ¡Murió Abner como muere un loco!
Así entendió todo el pueblo, y agradó a sus ojos; porque todo lo que el rey hacía agradaba ante los ojos de todo el pueblo.
Y todo el pueblo y aun todo Israel entendieron aquel día, que no había venido del rey que Abner hijo de Ner muriera.
Entonces el rey dijo a sus siervos: ¿No sabéis que ha caído hoy en Israel un príncipe, y un gran hombre?
Que yo ahora aún soy tierno rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, muy duros me son; el SEÑOR dé el pago al que mal hace, conforme a su malicia.
Y trajeron la cabeza de Is-boset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boset hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y el SEÑOR ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante del SEÑOR; y ungieron a David por rey sobre Israel.
Entonces el rey y los suyos fueron a Jerusalén al jebuseo que habitaba en la tierra; el cual habló a David, diciendo: Tú no entrarás acá, si no echares a los ciegos y los cojos; pensando: No entrará acá David.
E Hiram rey de Tiro envió también embajadores a David, y madera de cedro, carpinteros, y canteros para los muros, los cuales edificaron la casa de David.
Y entendió David que el SEÑOR le había confirmado por rey sobre Israel, y que había ensalzado su reino por amor de su pueblo Israel.
Y oyendo los filisteos que habían ungido a David por rey sobre Israel, todos los filisteos subieron a buscar a David; lo cual cuando David lo oyó, vino a la fortaleza.
Y fue dado aviso al rey David, diciendo: El SEÑOR ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David con regocijo.
Y cuando el arca del SEÑOR llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl estaba mirando desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba con toda su fuerza delante del SEÑOR; y le menospreció en su corazón.
Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un hombre vacío!
Y aconteció que, estando ya el rey asentado en su casa, después que el SEÑOR le había dado reposo de todos sus enemigos de alrededor,
dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo moro en casas de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que el SEÑOR está contigo.
Y entró el rey David, y se sentó delante del SEÑOR, y dijo: Señor DIOS, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?
Asimismo hirió David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él a extender su término hasta el río Eufrates.
Y vinieron los sirios de Damasco a dar ayuda a Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los Sirios veintidós mil hombres.
Asimismo de Beta y de Beerot, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.
Entonces oyendo Toi, rey de Hamat, que David había derrotado todo el ejército de Hadad-ezer,
envió Toi a Joram su hijo al rey David, a saludarle pacíficamente y a bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram llevaba en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y de bronce;
los cuales el rey David dedicó al SEÑOR, con el oro y la plata que tenía dedicado de todos los gentiles que había sometido;
de los sirios, de los moabitas, de los amonitas, de los filisteos, de los amalecitas, y del despojo de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual cuando lo llamaron que viniera a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aun ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
Entonces el rey le dijo: ¿Y ese dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
Y envió el rey David, y lo tomó de casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía perpetuamente a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.
Después de esto aconteció, que murió el rey de los hijos de Amón; y reinó en lugar suyo Hanún su hijo.
Lo cual cuando se le hizo saber a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó a decirles: Estaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces regresaréis.
Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo a los Sirios de la casa de Rehob, y a los Sirios de Soba, veinte mil hombres de a pie; y del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviada comida real.
Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabares de contar al rey todos los negocios de la guerra,
si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis a la ciudad peleando? ¿No sabíais lo que suelen arrojar del muro?
Y los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías el heteo.
Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel varón. Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl;
Y tomó la corona de su rey de su cabeza, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y trajo muy grande despojo de la ciudad.
Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas así enflaqueciendo? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.
Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey a visitarle; y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, que coma yo de su mano.
Porque, ¿dónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como uno de los locos de Israel. Te ruego, pues, ahora que hables al rey, que no me negará a ti.
Y luego que el rey David oyó todo esto, estuvo muy enojado.
Y aconteció pasados dos años, que Absalón tenía esquiladores en Bala-hazor, que está junto a Efraín; y convidó Absalón a todos los hijos del rey.
Y vino Absalón al rey, y le dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.
Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas lo bendijo.
Entonces dijo Absalón: Si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo?
Y como Absalón lo importunara, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.
Y los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón lo había mandado. Se levantaron luego todos los hijos del rey, y subieron todos en sus mulos, y huyeron.
Y estando aún ellos en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, que ninguno de ellos ha quedado.
Y Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han matado a todos los jóvenes hijos del rey, ya que sólo Amnón ha muerto; porque en la boca de Absalón estaba puesto desde el día que Amnón forzó a Tamar su hermana.
Por tanto, ahora no ponga mi señor el rey en su corazón tal palabra que dice: Todos los hijos del rey han muerto; porque sólo Amnón ha muerto.
Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; porque así es como tu siervo ha dicho.
Y cuando él acabó de hablar, he aquí los hijos del rey que vinieron, y alzando su voz lloraron. Y también el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.
Mas Absalón huyó, y se fue a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días.
Y el rey David deseó ver a Absalón; porque ya estaba consolado acerca de Amnón que había muerto.
Y conociendo Joab hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalón,
y entrando al rey, habla con él de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca.
Entró pues aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro adoró, y dijo: Oh rey, salve.
Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo soy una mujer viuda y mi marido ha muerto.
Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, que yo mandaré acerca de ti.
Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la iniquidad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sin culpa.
Y el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo a mí, que no te tocará más.
Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del SEÑOR tu Dios, que no dejes a los vengadores \'
Y la mujer dijo: Te ruego que hable tu criada una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.
Entonces la mujer dijo: ¿Por qué pues piensas tú otro tanto contra el pueblo de Dios? Que hablando el rey esta palabra, es como culpado, por cuanto el rey no hace volver a su fugitivo.
Y que yo he venido ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me ha puesto miedo. Mas tu sierva dijo en si: Hablaré ahora al rey; por ventura hará el rey la palabra de su sierva.
Pues el rey oirá, para librar a su sierva de mano del hombre que me quiere raer a mí, y a mi hijo juntamente, de la heredad de Dios.
Tu sierva pues dice: Que sea ahora la respuesta de mi señor el rey para descanso; pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para discernir el bien y el mal, y el SEÑOR tu Dios sea contigo.
Entonces el rey respondió, y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.
Y el rey dijo: ¿No ha sido la mano de Joab contigo en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Por la vida de tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras;
Entonces el rey dijo a Joab: He aquí yo hice esto; por tanto ve, y haz volver al joven Absalón.
Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, y adoró, y bendijo al rey, y dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey la palabra de su siervo.
Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro. Y Absalón volvió a su casa, y no vio el rostro del rey.
Y cuando se afeitaba la cabeza (lo cual lo afeitaba al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo afeitaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos según el peso del rey.
Y estuvo Absalón por espacio de dos años en Jerusalén, y no vio el rostro del rey.
Y mandó Absalón por Joab, para enviarlo al rey; mas no quiso venir a él; ni aunque envió por segunda vez, quiso él venir.
Y Absalón respondió a Joab: He aquí, yo he enviado por ti, diciendo que vinieras acá, a fin de enviarte yo al rey a que le dijeras: ¿Para qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Vea yo ahora la cara del rey; y si hay en mí iniquidad, máteme.
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