'Templo' en la Biblia

Entonces el diablo Lo llevó a la ciudad santa, y Lo puso sobre el pináculo del templo,

" ¿O no han leído en la Ley, que en los días de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y están sin culpa?

"Pues les digo que algo mayor que el templo está aquí.

Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas (salario de dos días) del {impuesto del templo} y dijeron: `` ¿No paga su maestro el impuesto del templo?"

Jesús entró en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo. También volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían las palomas.

En el templo se acercaron a El {los} ciegos y {los} cojos, y los sanó.

Pero cuando los principales sacerdotes y los escribas vieron las maravillas que había hecho, y a los muchachos que gritaban en el templo y decían: `` ¡Hosanna al Hijo de David!" se indignaron.

Cuando Jesús llegó al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a El mientras enseñaba, diciendo: `` ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién Te dio esta autoridad?"

`` ¡Ay de ustedes, guías ciegos! Porque dicen: `No es nada si alguien jura por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación.'

" ¡Insensatos y ciegos! Porque ¿qué es más importante: el oro, o el templo que santificó el oro?

y el que jura por el templo, jura por él y por Aquél que en él habita;

para que recaiga sobre ustedes {la culpa de} toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el templo y el altar.

Cuando Jesús salió del templo, {y} se iba, se acercaron Sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.

En aquel momento Jesús dijo a la muchedumbre: `` ¿Como contra un ladrón han salido con espadas y palos para {asegurarse} que Me arrestaban? Cada día Me sentaba en el templo para enseñar, y no Me prendieron.

que dijeron: ``Este declaró: `Yo puedo destruir el templo de Dios y en tres días reedificarlo.'"

Los principales sacerdotes tomaron las monedas de plata, y dijeron: ``No es lícito ponerlas en el tesoro del templo, puesto que es precio de sangre."

y diciendo: ``Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a Ti mismo. Si Tú eres el Hijo de Dios, desciende de la cruz."

En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron;