'Tierra' en la Biblia
- 1.Gé 1:1-Gé 12:7
- 2.Gé 12:10-Gé 41:33
- 3.Gé 41:34-Éx 7:3
- 4.Éx 7:4-Éx 33:16
- 5.Éx 34:8-Números 11:12
- 6.Números 11:31-Números 35:28
- 7.Números 35:32-Deuteronomio 11:21
- 8.Deuteronomio 11:25-Deuteronomio 31:23
- 9.Deuteronomio 31:28-Josué 18:8
- 10.Josué 18:9-1 Samuel 9:16
- 11.1 Samuel 12:6-1 Reyes 8:9
- 12.1 Reyes 8:21-2 Reyes 23:30
- 13.2 Reyes 23:33-2 Crónicas 23:20
- 14.2 Crónicas 26:6-Job 30:6
- 15.Job 30:8-Salmos 72:9
- 16.Salmos 72:11-Salmos 125:3
- 17.Salmos 134:3-Isaías 14:2
- 18.Isaías 14:7-Isaías 44:23
- 19.Isaías 44:24-Jeremías 11:19
- 20.Jeremías 12:4-Jeremías 35:11
- 21.Jeremías 35:15-Lamentaciones 2:10
- 22.Lamentaciones 2:11-Ezequiel 29:10
- 23.Ezequiel 29:12-Daniel 4:20
- 24.Daniel 4:22-Miqueas 1:3
- 25.Miqueas 1:6-Mateo 12:42
- 26.Mateo 13:5-Juan 18:6
- 27.Juan 21:8-Apocalipsis 8:7
- 28.Apocalipsis 8:13-Apocalipsis 21:24
Entonces Samuel dijo al pueblo: el SEÑOR es quien hizo a Moisés y a Aarón, y que sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto.
Y Jonatán hirió la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar el shofar por toda la tierra, diciendo: Oigan los hebreos.
Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; y Saúl estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
Y salieron del campamento de los filisteos tres escuadrones a destruir la tierra. Un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual.
Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que por ventura los hebreos no hagan espada o lanza.
La primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero fue de unos veinte hombres en el espacio de una media yugada de tierra.
Y hubo miedo en el real y por la tierra, y por todo el pueblo de la guarnición; y los que habían ido a destruir la tierra, también ellos temblaron, y la tierra fue alborotada, y hubo miedo de Dios.
Y aquel ejército de toda la tierra llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo.
Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado la tierra. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.
Se lanzó, por tanto, el pueblo al despojo, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los mataron en tierra, y el pueblo comió con sangre.
Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha pues de morir Jonatán, el que ha hecho esta salud grande en Israel? No será así. Vive el SEÑOR, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha obrado hoy con Dios. Así rescató el pueblo a Jonatán, para que no muriera.
Luego Saúl subió, dejando de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra.
Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo, y a las bestias de la tierra.
El SEÑOR te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y quitaré tu cabeza de ti; y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel.
Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y se la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó hincada en su frente, y cayó en tierra sobre su rostro.
no quitarás perpetuamente tu misericordia de mi casa. Cuando desarraigare el SEÑOR uno por uno los enemigos de David de la tierra, aun a Jonatán quite de su casa, si te faltare; y requiera el SEÑOR de la mano de los enemigos de David.
Porque todo el tiempo que el hijo de Jessé viviere sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino. Envía pues ahora, y tráemelo, porque ha de morir.
Y luego que el muchacho se fue, se levantó David de la parte del mediodía, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro, aunque David lloró más.
Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No es éste a quien cantaban en los corros, diciendo: Hirió Saúl sus miles, y David sus diez miles?
Y el profeta Gad dijo a David: No te estés en esta fortaleza, anda, y vete a tierra de Judá. Y David partió, y vino al bosque de Haret.
Y subieron los de Zif a decir a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas del bosque, en el collado de Haquila (oscuro) que está a la mano derecha del desierto?
Considerad, pues, y ved todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la certidumbre, y yo iré con vosotros; que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré con todos los millares de Judá.
Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven luego, porque los filisteos han entrado con ímpetu en la tierra.
También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces a las espaldas de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró atrás, David inclinó su rostro a tierra, y adoró.
Y cuando Abigail vio a David, se bajó prestamente del asno, y postrándose delante de David sobre su rostro, se inclinó a tierra;
Y ella se levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor.
David, pues, y Abisai vinieron al pueblo de noche; y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza hincada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban alrededor de él tendidos.
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, lo heriré presto con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no segundaré.
No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante del SEÑOR; porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes.
Y dijo David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme del todo a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe más de mí, y no me ande buscando más por todos los términos de Israel, y así me escaparé de sus manos.
Y David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, séame dado lugar en algunas de las ciudades de la tierra, donde habite; porque ¿ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
Y fue el número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, cuatro meses y algunos días.
Y subía David con los suyos, y hacían entradas contra los gesureos, los gerzeos, y los amalecitas; porque éstos habitaban desde hacia largo tiempo la tierra, desde como se va a Shur hasta la tierra de Egipto.
Y hería David la tierra, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas y las vacas y los asnos y los camellos y las ropas; y volvía, y se venía a Aquis.
Ni hombre ni mujer dejaba con vida David, que viniera a Gat; diciendo: Por ventura darían aviso de nosotros, diciendo: Esto hizo David. Y ésta era su costumbre todo el tiempo que moró en tierra de los filisteos.
Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, en su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra los espiritistas y adivinos.
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha talado de la tierra las espiritistas y los adivinos; ¿por qué pues pones tropiezo a mi vida, para hacerme matar?
¿Por qué me has engañado? que tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, adoró.
En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
Y se levantó David de mañana, él y los suyos, para irse y volverse a la tierra de los filisteos; y los filisteos fueron a Jezreel.
Y así lo llevó; y he aquí que estaban desparramados sobre la faz de toda la tierra, comiendo y bebiendo y haciendo fiesta, por toda aquella gran presa que habían tomado de la tierra de los filisteos, y de la tierra de Judá.
y le cortaron la cabeza, y le despojaron de las armas; y las enviaron por toda la tierra de los filisteos, para que se difundiera la noticia en la casa de sus ídolos, y por el pueblo.
y al tercer día aconteció, que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra, y adoró.
Y Abner volvió a decir a Asael: Apartate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab?
Y envió Abner mensajeros a David de su parte, diciendo: ¿De quién es la tierra? Y que le dijeran: Haz pacto conmigo, y he aquí que mi mano será contigo para volver a ti todo Israel.
¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no he de demandar su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?
Entonces el rey y los suyos fueron a Jerusalén al jebuseo que habitaba en la tierra; el cual habló a David, diciendo: Tú no entrarás acá, si no echares a los ciegos y los cojos; pensando: No entrará acá David.
y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he talado todos tus enemigos, y te he hecho nombre grande, como el nombre de los grandes que están en la tierra.
¿Y quién como tu pueblo, como Israel, en la tierra? Un gentil por amor del cual Dios fuera a redimírselo por pueblo, y le pusiera nombre, e hiciera con vosotros, grandes y espantosas obras en tu tierra, por causa de tu pueblo el que tú rescataste de Egipto, de los gentiles y de sus dioses.
Hirió también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos echar por tierra; y los midió en dos cordeles, el uno para muerte, y otro cordel entero para vida; y fueron los moabitas siervos llevando presente.
David le dijo: No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa.
Y tú, tus hijos y tus siervos cultivaréis la tierra para él, y le llevarás {los frutos} para que el nieto de tu señor tenga alimento; sin embargo, Mefiboset, nieto de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba tenía quince hijos y veinte siervos.
Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos a consolarlo por su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,
Entonces rogó David a Dios por el niño; y ayunó David, y vino, y pasó la noche acostado en tierra.
Y levantándose los ancianos de su casa fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
Entonces David se levantó de tierra, y se lavó y se ungió, y mudó sus ropas, y entró a la Casa del SEÑOR, y adoró. Y después vino a su casa, y demandó, y le pusieron pan, y comió.
Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus siervos tenían rasgados sus vestidos.
Entró pues aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro adoró, y dijo: Oh rey, salve.
Y he aquí toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y quitemos también el heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando a mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
Dijo ella entonces: Ruégote, oh rey, que te acuerdes de Jehová tu Dios, que no dejes á los cercanos de la sangre aumentar el daño con destruir á mi hijo. Y él respondió: Vive Jehová, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra.
Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios hace acepción de personas, mas busca la manera para no echar de si al desechado.
y que trocara la forma de las palabras, Joab tu siervo lo ha hecho; mas mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para saber lo que se hace en la tierra.
Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, y adoró, y bendijo al rey, y dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey la palabra de su siervo.
Vino, pues, Joab al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual vino al rey, e inclinó su rostro a tierra delante del rey; y el rey besó a Absalón.
Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que vinieran a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!
Y todos los de la tierra lloraron en alta voz; y pasó todo el pueblo el arroyo de Cedrón; y después pasó el rey, y todo el pueblo pasó, al camino que va al desierto.
Y cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai, el arquita, que le salió al encuentro, trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.
Entonces le acometeremos en cualquier lugar que pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.
Y asentó campamento Israel con Absalón en tierra de Galaad.
Y extendiéndose allí la batalla por la faz de toda la tierra, fueron más los que consumió el bosque de los del pueblo, que los que consumió la espada aquel día.
Y Absalón se encontró con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo pasó debajo de un espeso y grande alcornoque, y se le asió la cabeza al alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; pues el mulo en que iba pasó delante.
Y Joab respondió al hombre que le daba la nueva: Y viéndolo tú, ¿por qué no le heriste luego allí echándole a tierra? Y sobre mí, que te hubiera dado diez siclos de plata, y un talabarte.
Entonces Ahimaas dijo en alta voz al rey: Paz. Y se inclinó a tierra delante del rey, y dijo: Bendito sea el SEÑOR Dios tuyo, que ha entregado a aquellos hombres que habían levantado sus manos contra mi señor el rey.
Y todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de mano de nuestros enemigos, y él nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora ha huido, de la tierra por Absalón.
Y Amasa no se cuidó de la espada que Joab tenía en la mano; y él le hirió con la espada en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai persiguieron a Seba hijo de Bicri.
y sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Después se aplacó Dios con la tierra.
La tierra se removió, y tembló; los fundamentos de los cielos fueron movidos, y se quebrantaron, porque él se airó.
Yo los quebranté como a polvo de la tierra; como a lodo de las plazas los desmenucé, y los disipé.
Y como la luz de la mañana cuando sale el sol, de la mañana resplandeciente sin nubes; como resplandor por llovizna sobre la yerba de la tierra:
Después de éste fue Sama, hijo de Age, el araita; que habiéndose juntado los filisteos en una aldea, había allí una heredad de tierra llena de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos.
El entonces se paró en medio de la heredad de tierra, y la defendió, e hirió a los filisteos; y el SEÑOR hizo una gran salvación.
Después vinieron a Galaad, y a la tierra baja de Hodsi; y de allí vinieron a Danjaán y alrededor de Sidón.
Y después que hubieron andado toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.
Vino, pues, Gad a David, y le denunció, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos, y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya pestilencia en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me envió.
Y mirando Arauna, vio al rey y a sus siervos que pasaban a él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey hacia tierra.
Y edificó allí David un altar al SEÑOR, y sacrificó holocaustos y pacíficos; y el SEÑOR se aplacó con la tierra, y cesó la plaga de Israel.
Se buscó a una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita y la trajeron al rey.
E hicieron saber al rey, diciendo: He aquí está Natán, el profeta; el cual cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra.
Entonces Betsabé se inclinó al rey, su rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo: Viva mi señor el rey David para siempre.
Después subió todo el pueblo en pos de él, y cantaba el pueblo con flautas, y hacían grandes alegrías, que parecía que la tierra se hundía con el clamor de ellos.
Y Salomón dijo: Si él fuere virtuoso, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; mas si se hallare mal en él, morirá.
Yo voy por el camino de toda la tierra; esfuérzate, y sé varón.
el hijo de Hesed, en Arubot; éste tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer.
Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, y en la tierra de Sehón rey de los amorreos, y de Og rey de Basán; y además de éstos había un gobernador general en toda la tierra.
Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos, desde el río hasta la tierra de los filisteos, hasta el término de Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días que vivió.
Y venían de todos los pueblos a oír la sabiduría de Salomón, y de todos los reyes de la tierra, donde había llegado la fama de su sabiduría.
Y sucedió que en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el segundo mes, comenzó él a edificar la casa del SEÑOR.
Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.
En el arca ninguna cosa había además de las dos tablas de piedra que había allí puesto Moisés en Horeb, cuando el SEÑOR cortó un pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.
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