2 Crónicas 32:22

Así salvó el SEÑOR a Ezequías y a los moradores de Jerusalén de las manos de Senaquerib rey de Asiria, y de las manos de todos; y los guió en cuanto a todo.

Salmos 18:48-50

Mi libertador de mis enemigos; también me hiciste superior a mis adversarios; de varón traidor me libraste.

Salmos 37:39-40

Tau Pero la salvación de los justos es el SEÑOR, y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.

Salmos 48:14

Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre; El nos capitaneará hasta la muerte.

Salmos 71:20-21

Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males; volverás y me darás vida, y de los abismos de la tierra volverás a levantarme.

Salmos 73:24

Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás con gloria.

Salmos 144:10

Tú, el que da salvación a los reyes, el que redime a David su siervo de maligna espada.

Isaías 10:24-25

Por tanto, el Señor DIOS de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, por la vía de Egipto;

Isaías 31:4-5

Porque el SEÑOR me dijo a mí de esta manera: Como el león, y el cachorro del león, brama sobre su presa, contra el cual, si se llega cuadrilla de pastores, no temerá por sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así el SEÑOR de los ejércitos descenderá a pelear por el Monte de Sion, y por su collado.

Isaías 33:22

Porque el SEÑOR será nuestro juez, el SEÑOR será nuestro dador de leyes, el SEÑOR será nuestro rey, él mismo nos salvará.

Isaías 58:11

y el SEÑOR te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan.

Oseas 1:7

Mas de la Casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré en el SEÑOR su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni caballeros.

Juan 16:13

Pero cuando viniere aquel Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.

2 Tesalonicenses 3:5

Y el Señor enderece vuestros corazones en la caridad de Dios, y en la esperanza del Cristo.

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