Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido.

Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo artífice y hacedor es Dios.

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios,

Despierta, despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.

En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con ropas de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.

sino que os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a una compañía innumerable de ángeles,

Hijas de reyes hay entre tus mujeres ilustres: La reina está a tu diestra, con oro de Ofir.

«Canción: Salmo de los hijos de Coré» Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

Cosas gloriosas se dicen de ti, oh ciudad de Dios. (Selah)

¡Cómo se ha convertido en ramera la ciudad fiel! Llena estuvo de juicio, en ella habitó justicia, mas ahora, homicidas.

Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.

Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefziba, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada.

Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aun dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver su cautiverio: Jehová te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo.

El que tiene la esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo. Así pues, este mi gozo es cumplido.

Porque os celo con celo de Dios; porque os he desposado a un esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, que corresponde a la que ahora es Jerusalén, y está en servidumbre con sus hijos.

Maridos, amad a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella;

porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

Porque no tenemos aquí ciudad permanente, mas buscamos la por venir.

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben acontecer pronto; y la declaró enviándola por su ángel a Juan su siervo,

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia sea a vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono;

Yo Juan, que también soy vuestro hermano y compañero en la tribulación y en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla que es llamada Patmos, por la palabra de Dios y por el testimonio de Jesucristo.

Pero el patio que está fuera del templo, déjalo aparte, y no lo midas, porque es dado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han venido las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.

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Reina Valera Gómez (© 2010)

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