Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, que es la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi Nombre nuevo.

Y verán su rostro; y su Nombre estará en sus frentes.

Y yo Juan vi la santa Ciudad, Jerusalén la nueva, que descendía del cielo, aderezada de Dios, como la esposa ataviada para su marido.

y como vieron la gracia que me era dada, Jacobo, Cefas y Juan, que parecían ser las columnas, nos dieron la diestra de compañía a mí y a Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

Y miré, y he aquí, el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el Nombre de su Padre escrito en sus frentes.

Estas columnas puso enhiestas en el portal del templo. Y cuando hubo enhestado la columna de la mano derecha, le puso por nombre Jaquín (El SEÑOR establece); y enhestando la columna de la mano izquierda, le puso su nombre Boaz (Solo en El hay fortaleza).

Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortalecida, y como columna de hierro, y como muro de bronce sobre toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus sacerdotes, y contra el pueblo de la tierra.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere, daré a comer del Maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un Nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Mas os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios viviente, Jerusalén la celestial, y a la compañía de muchos millares de ángeles,

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.

Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad del SEÑOR de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; la afirmará Dios para siempre. (Selah.)

Cosas ilustres son dichas de ti, ciudad de Dios. (Selah.)

Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y el Señor DIOS te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre.

En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será EL SEÑOR ESTÁ AQUÍ.

Mas la Jerusalén de arriba, libre es; la cual es madre de todos nosotros.

(del cual es nombrada toda la familia en los cielos y en la tierra),

Os escribo a vosotros, padres, que habéis conocido a aquel que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, que habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, que habéis conocido al Padre.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque el que en vosotros está, es mayor que el que está en el mundo.

Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de señores, y el Rey de reyes; y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles.

Y me llevó en el espíritu a un gran y alto monte, y me mostró la gran Ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios,

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright

Todas Traducciones
Reina Valera 1909
Biblia del Jubileo 2000 (Grátis)
La Biblia de las Américas
La Nueva Biblia de los Hispanos
Spanish: Reina Valera Gómez
Spanish: Sagradas Escrituras 1569