Génesis 37:11

Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre guardaba aquellas palabras.

Lucas 2:19

Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Lucas 2:51

Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.

Hechos 7:9

Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios era con él,

Daniel 7:28

Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.

Génesis 24:31

Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué estás fuera? yo he limpiado la casa, y el lugar para los camellos.

Génesis 26:14-16

Y tuvo hato de ovejas, hato de vacas y mucha servidumbre; y los filisteos le tuvieron envidia.

Salmos 106:16

Tuvieron envidia de Moisés en el campamento, y de Aarón, el santo de Jehová.

Eclesiastés 4:4

He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obra despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Isaías 11:13

Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán talados. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín;

Isaías 26:11

Jehová, levantada está tu mano, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.

Mateo 27:18

Porque sabía que por envidia le habían entregado.

Marcos 15:10

Porque él sabía que los príncipes de los sacerdotes por envidia le habían entregado.

Hechos 13:45

Pero cuando los judíos vieron las multitudes, se llenaron de celos, y se oponían a lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.

Gálatas 5:21

envidias, homicidios, borracheras, desenfrenos, y cosas semejantes a estas; de las cuales os denuncio, como también ya os denuncié, que los que hacen tales cosas, no heredarán el reino de Dios.

Tito 3:3

Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y diversos placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, aborreciéndonos unos a otros.

Santiago 3:14-16

Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni seáis mentirosos contra la verdad.

Santiago 4:5

¿Pensáis que la Escritura dice en vano: El espíritu que mora en nosotros, codicia para envidia?

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)