Hebreos 13:8

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Hebreos 1:12

Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Empero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán.

Santiago 1:17

Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Apocalipsis 1:4

Juan á las siete iglesias que están en Asia: Gracia sea con vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono;

Apocalipsis 1:8

Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Malaquías 3:6

Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

Salmos 90:2

Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

Salmos 90:4

Porque mil años delante de tus ojos, Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche.

Salmos 102:27-28

Mas tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.

Salmos 103:17

Mas la misericordia de Jehová desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos;

Isaías 41:4

¿Quién obró é hizo esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros.

Isaías 44:6

Así dice Jehová, Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mí no hay Dios.

Juan 8:56-58

Abraham vuestro padre se gozó por ver mi día; y lo vió, y se gozó.

2 Corintios 1:19

Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que por nosotros ha sido entre vosotros predicado, por mí y Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él.

Apocalipsis 1:11

Que decía: Yo soy el Alpha y Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envía lo á las siete iglesias que están en Asia; á Efeso, y á Smirna, y á Pérgamo, y á Tiatira, y á Sardis, y á Filadelfia, y á Laodicea.

Apocalipsis 1:17-18

Y fpicuando yo le vi, caí como muerto á sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas: yo soy el primero y el último;

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