Job 13:15

He aquí, aunque me matare, en él esperaré; Empero defenderé delante de él mis caminos.

Nunca tal acontezca que yo os justifique: Hasta morir no quitaré de mí mi integridad.

Por su maldad será lanzado el impío: Mas el justo en su muerte tiene esperanza.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.

Sobre saber tú que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano libre?

He aquí ahora, si yo me apercibiere á juicio, Sé que seré justificado.

A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.

Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo!

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:

Ordenaría juicio delante de él, Y henchiría mi boca de argumentos.

Mas él conoció mi camino: Probaráme, y saldré como oro.

Cuando mis domésticos decían: Quién nos diese de su carne! nunca nos hartaríamos.

¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda á esto.

He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.

¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás á mí, para justificarte á ti?

Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

Porque si nuestro corazón nos reprendiere, mayor es Dios que nuestro corazón, y conoce todas las cosas.

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