2 El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, y entre los hermanos compartirá la herencia.
5 El que escarnece al pobre, afrenta a su Hacedor; y el que se alegra en la calamidad ajena, no quedará sin castigo.
8 Piedra preciosa es el soborno en ojos de sus dueños; a dondequiera que se vuelve, da prosperidad.
9 El que cubre la prevaricación, busca el amor; mas el que reitera el asunto, aparta los amigos.
12 Mejor es que se encuentre un hombre con una osa a la cual han robado sus cachorros, que con un loco en su locura.
14 Soltar las aguas (hablar precipitadamente) es el principio de la contienda; pues, antes que se revuelva el pleito, déjalo.
15 El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos por igual son abominación al SEÑOR.
16 ¿De qué sirve el precio en la mano del loco para comprar sabiduría, no teniendo corazón para entender?
19 La prevaricación ama el que ama el pleito; y el que alza su portada, quebrantamiento busca.
24 En el rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del loco manifiestan su locura hasta el cabo de la tierra.
27 El que detiene sus palabras tiene sabiduría; y de espíritu excelente es el hombre inteligente.