Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y del panal que es dulce a tu paladar:

Yo vine a mi huerto, oh hermana mía, esposa mía: He recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.

¿Hallaste la miel? Come lo que te basta; no sea que te hartes de ella y la vomites.

Comerá mantequilla y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.

Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y la que destila del panal.

¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.

Comer mucha miel no es bueno; ni el buscar la propia gloria es gloria.

Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa mía; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.

Y Juan mismo tenía su vestidura de pelo de camello, y un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)

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