Salmos 60:5

Para que se libren tus amados, salva con tu diestra, y óyeme.

Salmos 17:7

Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos.

Salmos 108:6-13

Para que sean librados tus amados, salva con tu diestra y respóndeme.

Salmos 60:12

En Dios haremos proezas; y Él hollará a nuestros enemigos.

Éxodo 15:6

Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en fortaleza; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

Deuteronomio 7:7-8

No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais el más pequeño de todos los pueblos;

Deuteronomio 33:3

Sí, Él amó al pueblo; todos sus santos están en tu mano; y ellos se sientan a tus pies; cada uno recibirá de tus palabras.

Deuteronomio 33:12

Y de Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de Él; Jehová lo cubrirá siempre; Y entre sus hombros morará.

Salmos 18:35

Me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido.

Salmos 20:6

Ahora entiendo que Jehová guarda a su ungido; lo oirá desde su santo cielo, con la fuerza salvadora de su diestra.

Salmos 22:8

Confió en Jehová, líbrele Él; sálvele, puesto que en Él se complacía.

Salmos 74:11

¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?

Salmos 127:2

Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.

Isaías 41:10

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Jeremías 11:15

¿Qué tiene que hacer mi amada en mi casa, habiendo hecho tantas abominaciones? Y las carnes santas se pasarán de ti, porque en tu maldad te gloriaste.

Mateo 3:17

Y he aquí una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento.

Mateo 17:5

Mientras Él aún hablaba, una nube resplandeciente los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento; a Él oíd.

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Reina Valera Gómez (© 2010)