66 Versículo de la Biblia sobre Dios, Soberanía de
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Todo lo que Jehová quiso, ha hecho, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.
que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
Y todos los moradores de la tierra son estimados como nada; y Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra; no hay quien estorbe su mano, y le diga: ¿Qué haces?
Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? porque, ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques contra Dios? ¿Dirá lo formado al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
Yo sé que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
Mas Jesús, mirándoles, les dijo: Con los hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible.
Y a Aquél que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos, o entendemos, según el poder que opera en nosotros,
Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, desde el cielo tronará sobre ellos: Jehová juzgará los términos de la tierra, dará fortaleza a su Rey, y exaltará el cuerno de su Mesías.
y dijo: Oh Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y señoreas sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?
He aquí, arrebatará; ¿quién se lo impedirá? ¿Quién le dirá: Qué haces?
Aun antes que hubiera día, yo soy; y no hay quien de mi mano libre. Yo lo haré, ¿quién lo estorbará?
¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡El tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: No tiene manos? ¡Ay del que dice a su padre: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?!
pero si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.
Jehová preside en el diluvio; Sí, se sienta Jehová como Rey para siempre.
Alégrense los cielos, y gócese la tierra, y digan en las naciones: ¡Jehová reina!
Porque Jehová el Altísimo es terrible; Rey grande sobre toda la tierra.
Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti corresponde; porque entre todos los sabios de las naciones, y en todos sus reinos, no hay nadie como tú.
Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único sabio Dios, sea honor y gloria por siempre jamás. Amén
La cual a su tiempo mostrará el Bendito y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores;
Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
Y oí como la voz de una gran multitud, y como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, diciendo: ¡Aleluya, porque reina el Señor Dios Todopoderoso!
Reconoce pues, hoy, y reconsidera en tu corazón que Jehová, Él es Dios arriba en el cielo, y abajo sobre la tierra; no hay otro.
y te haré jurar por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no has de tomar esposa para mi hijo de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;
He aquí, de Jehová tu Dios es el cielo, y el cielo de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella.
Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más ánimo en hombre alguno por causa de vosotros: porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres exaltado por cabeza sobre todos.
Tú, sólo tú, oh Jehová; tú hiciste el cielo, y el cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y el ejército del cielo te adora.
Jehová, que hizo el cielo y la tierra, te bendiga desde Sión.
En aquella misma hora Jesús se regocijó en su espíritu, y dijo: Te doy gracias, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí Padre, porque así te agradó.
El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay; Éste, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos;
y dijo: Por cuanto Jehová lo ha jurado: Jehová tendrá guerra contra Amalec de generación en generación.
Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de equidad es el cetro de tu reino.
Firme es tu trono desde entonces: Tú eres desde la eternidad.
«Cántico gradual» A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en los cielos.
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y el borde de su vestidura llenaba el templo.
Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde está el lugar de mi reposo?
Y pondré mi trono en Elam, y destruiré de allí rey y príncipe, dice Jehová.
Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre: Tu trono de generación en generación.
Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas, se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre, sentado sobre él.
Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos. Y el Anciano de días se sentó, cuya vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura; su trono era como llama de fuego, y sus ruedas, como fuego ardiente.
Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
Y Jesús les dijo: De cierto os digo: En la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor: ¿O cuál es el lugar de mi reposo?
Mas al Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por siempre jamás: Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
Así que, la suma de lo que hemos dicho es: Tenemos tal Sumo Sacerdote el cual está sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos;
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Y al instante estaba yo en el Espíritu; y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y uno sentado sobre el trono.
Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos.
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu placer existen y fueron creadas.
Jehová reina, se vistió de magnificencia, se vistió Jehová, se ciñó de fortaleza; afirmó también el mundo, para que no sea movido.
Él está sentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.
En los lugares altos abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; tornaré el desierto en estanques de aguas, y en manantiales de aguas la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes, y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y abetos juntamente;
Las riquezas y el honor proceden de ti, y tú reinas sobre todo; en tu mano está el poder y la fortaleza, y en tu mano el engrandecer y dar fortaleza a todos.
Pero si quieres ir, ve, esfuérzate para la batalla, pero Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.
Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en las imaginaciones de sus corazones; Derribó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos.
sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde la fiesta que viene, en Jerusalén; mas otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto o aquello.
¿No se venden dos pajarillos por un cuadrante? Y ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Y ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; de más estima sois vosotros que muchos pajarillos.
En quien también obtuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito de Aquél que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad;
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