47 Versículo de la Biblia sobre los desastres naturales
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que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová que hago todo esto.
Y habrá grandes terremotos en varios lugares, y hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos en muchos lugares.
Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
Unánimes entre vosotros, no altivos; condescended para con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere:
Sabe también esto; que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?
También yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;
Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel.
Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la caída la altivez de espíritu.
Y oiréis de guerras, y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es menester que todo esto acontezca, pero aún no es el fin.
No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel: Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey hay en ellos.
Y el primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda la hierba verde fue quemada.
porque habrá entonces gran tribulación, cual no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni jamás habrá.
No habías de haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no habías tú de haber mirado su mal el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes el día de su calamidad.
Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá: y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas, y ni hay en ellas morador;
¡Ay de los que piensan iniquidad, y de los que fabrican el mal en sus camas! Cuando viene la mañana lo ponen en obra, porque tienen en su mano el poder.
E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
Mal perseguirá a los pecadores; mas a los justos el bien les será retribuido.
Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y ni quisiste tener vergüenza.
Cuando tomares el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los contares, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado.
Mas los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Ésta es la primera resurrección.
Perece el justo, y no hay quien lo ponga en su corazón; y los piadosos son quitados, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo.
Y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.
Rasgad vuestro corazón, y no vuestras vestiduras; y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque Él es misericordioso y clemente, tardo para la ira, y grande en misericordia, y que se arrepiente del castigo.
No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta; ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.
Los haces pasar como avenida de aguas; son como un sueño; como la hierba que crece en la mañana.
El corazón del sabio está a su mano derecha; mas el corazón del necio a su mano izquierda.
Porque la paga del pecado es muerte; mas el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo.
Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces; mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.
Y mirad; si sube por el camino de su término a Bet-semes, Él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha sucedido por accidente.
Porque Jehová será tu confianza, y Él preservará tu pie de ser preso.
Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, siendo azotados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.
Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová, y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: ¡Basta ya! Detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán el jebuseo.
Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Señores, debían por cierto haberme oído, y no haber zarpado de Creta, para recibir este daño y pérdida.
Entonces dije: En vano he trabajado; por demás y sin provecho he consumido mi fuerza; pero mi juicio está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.
Y miré cuando Él abrió el sexto sello, y he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se volvió como sangre;
Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén, y tocad bocina en Tecoa, y alzad por señal humo sobre Bet-haquerem; porque del norte se ve venir el mal, y destrucción grande.
Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
Mas vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, el cual os libra de todas vuestras adversidades y angustias, y dijisteis: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares.
Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, e iban por un mismo camino andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. Y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el término de Bet-semes.
Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio;
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