50 Versículos de la Biblia sobre vivir por Dios
Versículos Más Relevantes
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Mas Jehová es el Dios verdadero; Él es el Dios viviente y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.
Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
siendo manifiesto que sois carta de Cristo ministrada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús,
para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios;
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
Y acontecerá que en el lugar donde les fue dicho: Vosotros no sois mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos, como de los que viven.
En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo ser humano.
mas para nosotros sólo hay un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros en Él; y un Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por Él.
Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y apoyo de la verdad.
Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
para que ya el tiempo que queda en la carne, viva, no en las concupiscencias de los hombres, sino en la voluntad de Dios.
Porque en él la justicia de Dios es revelada de fe en fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Y ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
Con Cristo estoy juntamente crucificado; mas vivo, ya no yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Y así está escrito: El primer hombre Adán fue hecho un alma viviente; el postrer Adán, un espíritu vivificante.
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así el que me come, él también vivirá por mí.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
El Espíritu de Dios me hizo, y la inspiración del Omnipotente me dio vida.
Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y sucederá que en el lugar donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Dios y Padre por medio de Él.
Así también ordenó el Señor que los que predican el evangelio, vivan del evangelio.
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único sabio Dios, sea honor y gloria por siempre jamás. Amén
Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
Y después de tres días y medio el Espíritu de vida enviado de Dios, entró en ellos, y se alzaron sobre sus pies, y vino gran temor sobre los que los vieron.
Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.
Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.
Como hijos obedientes, no os conforméis a las concupiscencias que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió desde antes del principio de los siglos,
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