58 Versículos de la Biblia sobre el cuerpo

Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros en particular.

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, mas no todos los miembros tienen la misma función;

Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?

Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo; ¿por eso no será del cuerpo?

Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto al uno como a los otros destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo.

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.

llevando siempre por todas partes en el cuerpo la muerte del Señor Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.

Estamos confiados, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes con el Señor.

Un cuerpo, y un Espíritu, como sois también llamados en una misma esperanza de vuestro llamamiento.

Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo; ¿por eso no será del cuerpo?

Mas lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual.

y los miembros del cuerpo que estimamos menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, son tratados con mucho más decoro.

se siembra cuerpo natural, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural, y hay cuerpo espiritual.

Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito: Ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo;

¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.

Pero Él hablaba del templo de su cuerpo.

Porque aunque esté ausente en la carne, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;

Y si Cristo está en vosotros, el cuerpo a la verdad está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu vive a causa de la justicia.

y Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia; el que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia,

Porque nosotros, siendo muchos somos un solo pan, y un solo cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

Y si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él; o si un miembro es honrado, todos los miembros con él se regocijan.

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo estará lleno de luz.

Porque comprados sois por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Pero a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho.

Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso.

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquél que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Porque es menester que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, ya sea bueno o sea malo.

Porque por un solo Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ya ­sean judíos o gentiles, ya sean siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.

Mas ahora son muchos los miembros, pero un solo cuerpo.

y no asiéndose de la cabeza, de la cual todo el cuerpo, nutrido y enlazado por las coyunturas y los ligamentos, crece con el crecimiento de Dios.

Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.

También hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.

Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe),

que son la sombra de lo por venir; mas el cuerpo es de Cristo.

porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor;

Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros tatuaje alguno: Yo Jehová.

¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es hecho un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.

Un Señor, una fe, un bautismo,

la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo.

La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido.

el cual transformará nuestro cuerpo vil, para que sea semejante a su cuerpo glorioso, según el poder con el cual puede también sujetar a sí todas las cosas.

Porque si vivís conforme a la carne, moriréis, mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

En esa voluntad nosotros somos santificados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez.