45 Versículos de la Biblia sobre la ayuda

He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es con los que sustentan mi alma.

Danos socorro en la angustia; porque mentirosa es la salud del hombre.

Mas ayudado del auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de venir:

Haz conmigo señal para bien, y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados; porque tú, SEÑOR, me ayudaste, y me consolaste.

No detengas el bien de sus dueños, cuando tuvieres poder para hacerlo.

Y clamó Asa al SEÑOR su Dios, y dijo: SEÑOR, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu Nombre venimos contra este ejército. Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre.

He ¡A él miraron y fueron alumbrados! Y sus rostros no se avergonzaron.

Nuestro socorro es en el Nombre del SEÑOR, que hizo el cielo y la tierra.

Porque yo, el SEÑOR, soy tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudaré.

No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sion te sustente.

Ahora pues, ve, que yo seré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

Y asimismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra flaqueza; porque orar como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu demanda por nosotros con gemidos indecibles.

¿Hasta cuándo, oh SEÑOR, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?

Y dijo el SEÑOR Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda que esté delante de él.

Y a unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros; luego facultades; luego dones de sanidades; ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas.

Y el SEÑOR los ayudó, y los libera, y los libertará de los impíos; y los salvará, por cuanto esperaron en él.

Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros.

Tomó luego Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó el SEÑOR.

Muchos dicen de mi alma: No hay para él salud en Dios. (Selah.)

Si no me ayudara el SEÑOR, presto morará mi alma con los muertos.

Dios está en medio de ella; no será conmovida; Dios la ayudará al clarear la mañana.

No digas a tu prójimo: Ve, y vuelve, y mañana te daré; cuando tienes contigo qué darle .

Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.

Guímel Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará.

por vuestra comunión en el Evangelio, desde el primer día hasta ahora.

Así dijo el SEÑOR: En hora de contentamiento te oí, y en el día de salud te ayudé; y te guardaré, y te daré por alianza de pueblo, para que despiertes la tierra, para que heredes asoladas heredades.

Porque ellos salieron por amor de su Nombre, no tomando nada de los gentiles.

Y, del hacer bien y de la confraternidad no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Por lo cual, consolaos y edificaos los unos a los otros, así como lo hacéis.

porque en cuanto él mismo padeció y fue tentado, es poderoso para socorrer también a los que son tentados.

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo ? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.

Porque Dios no es injusto que se olvide de vuestra obra y el trabajo de la caridad que habéis mostrado en su nombre, habiendo ayudado a los santos y ayudándoles.

Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.

No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, porque al fin no venga y me muela.

Y luego el padre del muchacho dijo clamando con lágrimas: Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad.

Y vosotros decís: Basta si dijere un hombre al padre o a la madre: Todo Corbán (quiere decir, don mío a Dios) todo aquello con que pudiera valerte;

Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; mas ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.