'Arrepentimiento' en la Biblia
Porque después que me convertí, tuve arrepentimiento, y después que conocí, herí el muslo; me avergoncé, y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud.
De la mano del Seol los rescataré, de la muerte los libraré. Oh muerte, yo seré tu mortandad; y seré tu destrucción, oh Seol; arrepentimiento será escondido de mis ojos.
Haced pues frutos dignos de arrepentimiento,
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio; porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.
Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para remisión de pecados.
Y él vino por toda la tierra alrededor del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de pecados;
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir en vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que puede Dios, aun de estas piedras, levantar hijos a Abraham.
No he venido a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento.
y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
A éste Dios ha ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados.
Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida.
predicando Juan delante de la faz de su venida el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.
Y dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en el que había de venir después de él, es a saber, en Cristo Jesús.
testificando a los judíos y a los gentiles el arrepentimiento hacia Dios, y la fe en nuestro Señor Jesús, el Cristo.
Antes anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.
¿O menosprecias las riquezas de su bondad, y paciencia, y longanimidad, ignorando que su bondad te guía al arrepentimiento?
Porque sin arrepentimiento son los dones y el llamado de Dios.
Por lo cual, dejando ya la palabra del comienzo en la institución del Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de las obras de muerte, y de la fe en Dios,
y recayeron, sean renovados de nuevo por arrepentimiento colgando en el madero otra vez para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole a vituperio.
Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue reprobado, que no halló lugar de arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; pero es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.
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