37 casos

'Ceniza' en la Biblia

Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Tomad puñados de ceniza de un horno, y la esparcirá Moisés hacia el cielo delante de Faraón;

Y tomaron la ceniza del horno, y se pusieron delante de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y vino un sarpullido que causaba úlceras así en los hombres como en las bestias.

Harás también sus calderas para echar su ceniza; y sus paletas, y sus tazones, y sus garfios, y sus braseros: harás todos sus vasos de bronce.

Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua viva en un vaso:

Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza: de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.

Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.

Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Ésta es la señal de que Jehová ha hablado; he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que está sobre él se derramará.

Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.

Y Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.

Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó poniendo ceniza sobre su rostro.

Pero él se quitó pronto la ceniza de sobre su rostro, y el rey de Israel conoció que era de los profetas.

Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.

Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran duelo, y ayuno, y lloro, y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.

Y tomó Job un tiesto para rascarse con él, y se sentó en medio de ceniza.

Vuestras memorias serán comparadas a la ceniza, y vuestros cuerpos como cuerpos de barro.

Me derribó en el lodo, y soy semejante al polvo y a la ceniza.

Él da la nieve como lana, derrama la escarcha como ceniza.

¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?

Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; haz luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destructor.

Aullad, pastores, y clamad; y revolcaos en ceniza, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como vaso precioso.

Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.

Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás sobre excremento de hombre, a vista de ellos.

Y harán oír su voz sobre ti, y gritarán amargamente, y echarán polvo sobre sus cabezas, y se revolcarán en la ceniza.

Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, sacaré fuego de en medio de ti, el cual te consumirá, y te pondré en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.

Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestidura, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza.

Y hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo haré esto, dice Jehová de los ejércitos.

¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros hechos en vosotras, se hubiesen hecho en Tiro y en Sidón, hace mucho que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las maravillas que se han hecho en vosotras, hace mucho tiempo que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.

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