'Cómo' en la Biblia
Tus ungüentos tienen olor agradable, tu nombre es {como} ungüento purificado; por eso te aman las doncellas.
Morena soy, oh hijas de Jerusalén, mas codiciable; como las cabañas de Cedar, como las tiendas de Salomón.
Hazme saber, o tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas tu rebaño al mediodía; pues, ¿por qué había yo de estar como vagueando tras los rebaños de tus compañeros?
Mi amado es para mí como bolsita de mirra Que reposa toda la noche entre mis pechos.
Cuán hermosa eres, amada mía, cuán hermosa eres. Tus ojos son {como} palomas.
Como el lirio entre las espinas, así es mi amiga entre las doncellas.
Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los hijos; bajo su sombra deseé sentarme, y su fruto fue dulce a mi paladar.
¿Quién es ésta que sube del desierto como columnas de humo, sahumada de mirra y de incienso, y de todos los polvos aromáticos?
He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía, he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras, que se muestran desde el monte de Galaad.
Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas, que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y ninguna entre ellas estéril.
Tus labios, como un hilo de grana, y tu habla hermosa; tus sienes, como cachos de granada a la parte adentro de tus guedejas.
Tu cuello, como la torre de David, edificada para enseñar; mil escudos están colgados de ella, todos escudos de valientes.
Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos de gama, que son apacentados entre los lirios.
Panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos es como el olor del Líbano.
Me he desnudado mi ropa; ¿cómo me lo vestiré de nuevo? He lavado mis pies; ¿cómo los ensuciaré otra vez?
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si hallareis a mi amado, que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma.
Su cabeza, es como oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
Sus ojos, son como palomas junto a los arroyos de las aguas, que se lavan con leche; como palomas que están junto a la abundancia.
Sus mejillas, son como una era de especias aromáticas, como fragantes flores; sus labios, son como lirios que destilan mirra que trasciende.
Sus manos, son como anillos de oro engastados de jacintos; su vientre, es como blanco marfil cubierto de zafiros.
Sus piernas, son como columnas de mármol fundadas sobre basas de fino oro; su vista es como el Líbano, escogido como los cedros.
Hermosa eres tú, oh compañera mía, como Tirsa; de desear, como Jerusalén; imponente como el portador del estandarte del ejército.
Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vencieron. Tu cabello es como manada de cabras, que se muestran en Galaad.
Tus dientes, son como manada de ovejas que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y estéril no hay entre ellas.
Como cachos de granada son tus sienes entre tus guedejas.
¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como el portador del estandarte del ejército?
No sé; mi alma me ha hecho devolver como los carros de Aminadab.
Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Ella será como una multitud de tabernáculos.
¡Cuán hermosos son tus pies en los calzados, oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de mano de excelente maestro.
Tu ombligo, es como una taza redonda, que no le falta bebida. Tu vientre, como montón de trigo, cercado de lirios.
Tus dos pechos, son como gemelos de gama.
Tu cuello, es como torre de marfil; tus ojos, como las pesqueras de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco.
Tu cabeza sobre ti, es como la grana; y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey ligada en los corredores.
Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos como racimos de uvas.
Yo dije: Subiré a la palma, me asiré de sus ramas. Y tus pechos serán ahora como racimos de vid, y el aliento de tu nariz como de manzanas;
y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen.
Las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de {frutas} escogidas, tanto nuevas como añejas, que he guardado, amado mío, para ti.
¡Oh quién te me diera como hermano que mamó los pechos de mi madre; de modo que te halle yo fuera, y te bese, y no me menosprecien!
Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duro como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
Yo soy muro, y mis pechos son como torres, desde que fui en sus ojos como la que halla paz.
Apresúrate, amado mío, y sé como una gacela o un cervatillo sobre los montes de los aromas.
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