'Dejando' en la Biblia
Cuando terminó de hablar con él, ascendió Dios dejando a Abraham.
Y respondió Moisés: He aquí, saliendo yo de tu presencia, rogaré al SEÑOR que las diversas suertes de moscas se vayan del Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana; con tal que el Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo a sacrificar al SEÑOR.
Cuando le anunciaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, Faraón y sus siervos cambiaron de actitud hacia el pueblo, y dijeron: ¿Qué es esto que hemos hecho, que hemos permitido que Israel se fuera, dejando de servirnos?
Cuídate de no olvidar al SEÑOR tu Dios dejando de guardar sus mandamientos, sus ordenanzas y sus estatutos que yo te ordeno hoy;
E hirieron a espada todo cuanto en ella había vivo, destruyendo y no dejando cosa que respirara; y a Hazor pusieron a fuego.
Y respondiendo Booz, le dijo: De cierto me ha sido declarado todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido; que dejando a tu padre y a tu madre, y tu tierra natural has venido a pueblo que no conociste llegando hace tres días.
Luego Saúl subió, dejando de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra.
Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga, como Jessé le había mandado; y llegó al atrincheramiento del ejército, el cual había salido en ordenanza, y ya tocaban alarma en batalla.
Y mudó su habla delante de ellos, y fingió ser demente entre las manos de ellos, y escribía en las portadas de las puertas, dejando correr su saliva por su barba.
Regresó entonces Saúl, {dejando} de perseguir a David, y fue al encuentro de los filisteos; por eso llamaron a aquel lugar la Peña de Escape.
Y he aquí toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y quitemos también el heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando a mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra.
Salió el rey, y toda su casa con él, dejando el rey a diez concubinas para cuidar la casa.
Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado;
Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos del SEÑOR, y siguiendo a los baales.
Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve: ¿qué te he hecho yo?
Entonces se volvió, dejando de seguirle, tomó el par de bueyes y los sacrificó, y con los aparejos de los bueyes coció su carne, y {la} dio a la gente y ellos comieron. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.
Y así se habían levantado y huido al principio de la noche, dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como se estaba; y habían huido para salvar las vidas.
Mas él, dejando el consejo que le dieron los viejos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que delante de él asistían;
Y dejando de beber vino, el rey se levantó lleno de furor {y salió} al jardín del palacio; pero Amán se quedó para rogar por su vida a la reina Ester, porque vio que el mal había sido determinado contra él por el rey.
Porque la cabeza de Aram es Damasco, y la cabeza de Damasco es Rezín (y dentro de otros sesenta y cinco años Efraín será destrozado, dejando de ser pueblo),
El mezquino nunca más será llamado liberal, ni será dicho generoso el avariento. Porque el mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad, para hacer la impiedad; y para hablar escarnio contra el SEÑOR; dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.
Porque el mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad, para hacer la impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.
`Me habéis profanado ante mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, dando muerte a algunos que no debían morir y dejando con vida a otros que no debían vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira.'"
Mi pueblo a su ídolo de madera consulta, y su vara le responde; porque el espíritu de fornicaciones los ha engañado, y se han dado a la fornicación dejando a su Dios.
y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí:
Ellos entonces, dejando luego las redes, le siguieron.
Y ellos, dejando luego el barco y a su padre, le siguieron.
Y dejando al instante las redes, le siguieron.
Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en el barco con los jornaleros, fueron en pos de él.
Porque dejando el mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres: las lavaduras de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.
Y dejando la multitud y entrándose en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.
mas él, dejando la sábana, huyó de ellos desnudo.
Y al día siguiente, dejando a los de a caballo que fueran con él, se volvieron a la fortaleza.
y del mismo modo también los machos, dejando el uso natural de las hembras, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas machos con machos, y recibiendo en sí mismos la recompensa que provino de su error.
Por lo cual, dejando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Y vosotros, amos, haced a ellos lo mismo, dejando las amenazas; sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay acepción de personas con él.
Porque ellos cuentan de nosotros cuál entrada tuvimos a vosotros; y de qué manera fuisteis convertidos a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero.
Temamos, pues, que alguna vez, dejando la promesa de la entrada en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado.
Por lo cual, dejando ya la palabra del comienzo en la institución del Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de las obras de muerte, y de la fe en Dios,
no dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Por tanto nosotros también, teniendo puesta sobre nosotros una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos por paciencia la carrera que nos es propuesta,
Por lo cual, dejando toda inmundicia, y restos de malicia, recibid con mansedumbre la Palabra ingerida en vosotros, la cual puede hacer salvas vuestras almas.
DEJANDO pues toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas las detracciones,
que dejando el camino derecho han errado, habiendo seguido el camino de Balaam, hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad.