'Del' en la Biblia
He: Sus enemigos han sido hechos cabeza, sus aborrecedores fueron prosperados; porque el SEÑOR la afligió por la multitud de sus rebeliones; sus niños fueron en cautividad delante del enemigo.
Vau: Se fue de la hija de Sion toda su hermosura; sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, y anduvieron sin fortaleza delante del perseguidor.
Zain: Jerusalén, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudara, entonces se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos; la miraron los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.
Atado ha sido el yugo de mis transgresiones, Por la mano del SEÑOR han sido entrelazadas, Han caído sobre mi cuello. El ha hecho que me falten las fuerzas; El Señor me ha entregado en manos {Contra las cuales} no puedo resistir.
Alef: ¡Cómo oscureció el Señor en su furor a la hija de Sion! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su ira.
Guímel: Cortó con la ira de su furor todo el cuerno de Israel; hizo volver atrás su diestra delante del enemigo; y se encendió en Jacob como llama de fuego que ha devorado alrededor.
Zain: Desechó el Señor su altar, menospreció su Santuario, entregó en mano del enemigo los muros de sus palacios; dieron grito en la Casa del SEÑOR como en día de fiesta.
Tet: Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; su rey y sus príncipes son llevados entre los gentiles; no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión del SEÑOR.
Cof: Levántate, da voces en la noche, en el principio de las velas; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.
Resh: Mira, oh SEÑOR, y considera a quién has vendimiado así. ¿Han de comer las mujeres su fruto, los pequeñitos de sus crías? ¿Han de ser muertos en el Santuario del Señor el sacerdote y el profeta?
Tau: Llamaste, como a día de solemnidad, mis temores de todas partes; ni hubo en el día del furor del SEÑOR quien escapara ni quedara vivo; los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.
Vau: Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien.
Vau: Y dije: Pereció mi fortaleza, y mi esperanza del SEÑOR.
Zain: Acuérdate de mi aflicción y de mi lloro, del ajenjo y de la hiel.
Chet: Es por las misericordias del SEÑOR que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Tet: Bueno es esperar callando en la salvación del SEÑOR.
Lámed: Para hacer apartar el derecho del hombre ante la presencia del Altísimo,
Mem: ¿De la boca del Altísimo no saldrá malo ni bueno?
Los perseguirás con ira y los destruirás de debajo de los cielos del SEÑOR.
Alef: ¡Cómo se ha oscurecido el oro! ¡Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del Santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.
Dálet: La lengua del niño de pecho, de sed se pegó a su paladar; los cachorros pidieron pan, y no hubo quien lo partiere.
Zain: Sus Nazareos fueron blancos más que la nieve, más resplandecientes que la leche; su compostura más encendida que las piedras preciosas cortadas del zafiro;
Tet: Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos del hambre. Porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.
No creyeron los reyes de la tierra, ni ninguno de los habitantes del mundo, que pudieran entrar el adversario y el enemigo por las puertas de Jerusalén.
Pe: La ira del SEÑOR los apartó, nunca más los mirará. No respetaron la faz de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los ancianos.
Cof: Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo; sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos pusieron emboscada.
Res: El resuello de nuestras narices, el ungido del SEÑOR, fue preso en sus hoyos, de quien habíamos dicho. A su sombra tendremos vida entre los gentiles.
Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan delante de la espada del desierto.
Nuestra piel se ennegreció como un horno a causa del ardor del hambre.
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