'Del' en la Biblia
Sus adversarios se han convertido en sus amos, Sus enemigos prosperan, Porque el SEÑOR la ha afligido Por la multitud de sus transgresiones; Sus niños han ido cautivos Delante del adversario.
De la hija de Sion se ha ido Todo su esplendor. Sus príncipes son como ciervos Que no hallan pasto, Y huyen sin fuerzas Delante del perseguidor.
Jerusalén recuerda en los días de su aflicción y de su vagar Todos sus tesoros Que existían desde los tiempos antiguos, Cuando su pueblo cayó en mano del adversario Sin que nadie la ayudara. Al verla sus adversarios, Se burlaron de su ruina.
Atado ha sido el yugo de mis transgresiones, Por la mano del SEÑOR han sido entrelazadas, Han caído sobre mi cuello. El ha hecho que me falten las fuerzas; El Señor me ha entregado en manos {Contra las cuales} no puedo resistir.
¡Cómo el Señor nubló, en Su ira, A la hija de Sion! Ha arrojado del cielo a la tierra La gloria de Israel, Y no se ha acordado del estrado de Sus pies En el día de Su ira.
En el ardor de {Su} ira ha exterminado Todas las fuerzas de Israel; Retiró Su diestra En presencia del enemigo; Y se ha encendido en Jacob como llamas de fuego Devorando {todo} en derredor.
El SEÑOR ha rechazado Su altar, Ha despreciado Su santuario; Ha entregado en manos del enemigo Los muros de sus palacios. Gritos se han dado en la casa del SEÑOR Como en día de fiesta solemne.
Se han hundido en la tierra sus puertas, El ha destruido y quebrado sus cerrojos. Su rey y sus príncipes están entre las naciones; {Ya} no hay ley; Tampoco sus profetas hallan Visión del SEÑOR.
Levántate, da voces en la noche Al comenzar las vigilias. Derrama como agua tu corazón Ante la presencia del Señor. Alza hacia El tus manos Por la vida de tus pequeños, Que desfallecen de hambre En las esquinas de todas las calles."
Mira, oh SEÑOR, y observa: ¿A quién has tratado así? ¿Habían de comerse las mujeres el fruto {de sus entrañas}, A los pequeños criados con cariño? ¿Habían de ser muertos en el santuario del Señor El sacerdote y el profeta?
Como en día de fiesta solemne convocaste Mis terrores de todas partes; Y no hubo en el día de la ira del SEÑOR Quien escapara ni sobreviviera. A los que crié y mantuve, Mi enemigo los exterminó.
Digo, pues: ``Se me acabaron las fuerzas, Y mi esperanza {que venía} del SEÑOR."
Acuérdate de mi aflicción y de mi vagar, Del ajenjo y de la amargura.
Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, Pues nunca fallan Sus bondades;
Bueno es esperar en silencio La salvación del SEÑOR.
Privar del derecho a un hombre En presencia del Altísimo,
¿No salen de la boca del Altísimo Tanto el mal como el bien?
Los perseguirás con ira y los destruirás De debajo de los cielos del SEÑOR.
La lengua del niño de pecho se le pega Al paladar por la sed; Los pequeños piden pan, {Pero} no hay quien se {lo} reparta.
No creyeron los reyes de la tierra, Ni ninguno de los habitantes del mundo, Que el adversario y el enemigo pudieran entrar Por las Puertas de Jerusalén.
La presencia del SEÑOR los dispersó, No volverá a mirarlos. Ellos no honraron a los sacerdotes, Ni tuvieron piedad de los ancianos.
Nuestros perseguidores eran más veloces Que las águilas del cielo; Por los montes nos persiguieron, En el desierto nos tendieron emboscadas.
El aliento de nuestras vidas, el ungido del SEÑOR, Fue atrapado en sus fosos, {Aquél} de quien habíamos dicho: ``A su sombra Viviremos entre las naciones."
Nuestra piel quema como un horno, A causa de los ardores del hambre.