'Diciéndole' en la Biblia
Y respondió Efrón a Abraham, diciéndole:
Y la mujer de Galaad también le había dado a luz hijos; los cuales cuando fueron grandes, echaron fuera a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres bastardo.
diciéndole: Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón;
Y envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar.
Y la mujer corrió prontamente, y lo contó a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino hoy a mí.
Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrársele por un dinero de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me constituyas en algún ministerio, para que coma un bocado de pan.
Y mandó Saúl a sus criados: Hablad en secreto a David, diciéndole: He aquí, el rey te ama, y todos sus criados te quieren bien; sé, pues, yerno del rey.
Y luego enviaré el criado, diciéndole : Ve, busca las saetas. Y si dijere al criado: He allí las saetas más acá de ti, tómalas; tú vendrás, porque paz tienes, y nada hay de mal , vive el SEÑOR.
Y cuando ella se las puso delante para que comiese, él trabó de ella, diciéndole: Ven, hermana mía acuéstate conmigo.
Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo.
Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le dio un eunuco, diciéndole: Hazle volver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de la tierras desde el día que dejó las tierras hasta ahora.
Al Vencedor: Masquil de David, cuando vino Doeg el edomita y dio cuenta a Saúl, diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec. ¿Por qué te glorías de maldad, oh ilustre? La misericordia de Dios es cada día.
Y he aquí una mujer cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija esta enferma, poseida del demonio.
Entonces se llegaron a él los fariseos, tentándolo, y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la Pascua?
Cuando Jesús vio que la multitud concurría, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
Entonces Jesús parándose, mandó llamarle; y llaman al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.
Y viniendo ellos a Jesús, le rogaron con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto;
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
Aquel mismo día llegaron unos de los fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
Mas María, como vino donde estaba Jesús, viéndole, se derribó a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano.
Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito; y él me dijo: Toma, y trágalo; y él te hará amargar tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.