'Dijo' en la Biblia
Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.
Y conociendo luego Jesús en su Espíritu que pensaban esto dentro de sí, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?
Y él les dijo: ¿Nunca leisteis qué hizo David cuando tuvo necesidad, y tuvo hambre, él y los que estaban con él;
También les dijo: El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado.
Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate en medio.
Y dijo a sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla, por causa de la multitud, para que no le oprimiesen.
Y llamándolos, les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
Y mirando alrededor a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos.
Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del Reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?
También les dijo: ¿Viene la lámpara para ser puesto debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No viene para ser puesto en el candelero?
Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido a vosotros los que oís.
Y les dijo aquel día cuando fue tarde: Pasemos al otro lado.
Y levantándose, increpó al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fue hecha grande bonanza.
Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
Clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
Pero Jesús no le permitió, sino le dijo: Vete a tu casa a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.
Y luego Jesús, conociendo en sí mismo la virtud que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
El le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Mas luego Jesús, oyendo esta razón que se decía, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente.
Mas él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que le diesen de comer.
Y oyó el rey Herodes la fama de Jesús , porque su nombre era hecho notorio; y dijo: Juan el que bautizaba, ha resucitado de los muertos, y por tanto, virtudes obran en él.
Y oyéndolo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé; él ha resucitado de los muertos.
y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré.
Y saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella dijo: La cabeza de Juan el Bautista.
Y él les dijo: Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco. Porque había muchos que iban y venían, que aun no tenían lugar de comer.
Respondiendo él, les dijo: Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Qué vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
porque todos le veían, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les dijo: Alentaos; YO SOY, no temáis.
Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, Mas su corazón lejos está de mí.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldijera al padre o a la madre, morirá irremisiblemente.
Y llamando a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended.
Y les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar?
Más Jesús le dijo: Deja primero saciarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
y mirando al cielo, gimió, y dijo: Efata: que es decir : Sé abierto.
En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
Y él mirando, dijo: Veo los hombres, pues veo que andan como árboles.
Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el Reino de Dios que viene con potencia.
Y respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad, vendrá primero y restituirá todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada.
Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
Y respondiendo él, le dijo: ¡Oh generación infiel! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmelo.
Y Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le aconteció esto? Y él dijo: Desde niño;
Y Jesús le dijo: Si puedes creer esto, al que cree todo es posible.
Y luego el padre del muchacho dijo clamando con lágrimas: Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad.
Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
Y Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
Mas él respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
Y viéndolo Jesús, se enojó, y les dijo: Dejad los niños venir, y no se lo estorbéis; porque de los tales es el Reino de Dios.
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.
El entonces respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto he guardado desde mi juventud.
Entonces Jesús mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu madero (si quieres ser perfecto).
Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o heredades, por causa de mí y del Evangelio,
Y él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el vaso que yo bebo, o ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado?
Y ellos dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: A la verdad, el vaso que yo bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados.
Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado. Y luego recibió la vista, y seguía a Jesús en el camino.
Entonces Jesús respondiendo, dijo a la higuera: Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos.
Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Pagad lo que es de César a César; y lo que es de Dios, a Dios. Y se maravillaron de ello.
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.
Y Jesús respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Mas Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho;
Y cuando se sentaron a la mesa y comieron, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dio, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo.
Y volviéndose a ir, oró, y dijo las mismas palabras.
Y como vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó.
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con palos a tomarme?
Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
Y Jesús le dijo: YO SOY; y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la Potencia de Dios , y viniendo en las nubes del cielo.
Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestidos, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había expirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
Más él les dijo: No os asustéis: buscáis a Jesús Nazareno a quien colgaron del madero; resucitado es, no está aquí; he aquí el lugar donde le pusieron.
Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
Y les dijo: Id por todo el mundo; y predicad el Evangelio a toda criatura.