'Escucha' en la Biblia
Ahora pues, hijo mío, escucha mi voz: levántate, y huye a Labán mi hermano, a Harán.
Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; escucha mis palabras, hijo de Zipor:
Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, cuando hiciereis lo bueno y lo recto ante los ojos del SEÑOR tu Dios.
Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Atiende y escucha, Israel: hoy eres hecho pueblo del SEÑOR tu Dios.
Escucha, Job, y óyeme; calla, y yo hablaré.
Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.
Escucha esto, Job: Repósate, y considera las maravillas de Dios.
Escucha, oh SEÑOR, mis palabras. Considera la meditación mía.
Oye, oh SEÑOR, justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha sin labios de engaño.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Oye mi oración, oh SEÑOR, y escucha mi clamor; no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy contigo, y advenedizo, como todos mis padres.
Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy el Dios, el Dios tuyo.
Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica.
Escucha, oh Dios, mi voz en mi oración; guarda mi vida del miedo del enemigo.
Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Oh Pastor de Israel, escucha; tú que pastoreas como a ovejas a José, que estás entre querubines, resplandece.
SEÑOR Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob (Selah.)
Escucha, oh SEÑOR, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos.
He dicho al SEÑOR: Dios mío eres tú; escucha, oh SEÑOR, la voz de mis ruegos.
SEÑOR, a ti he llamado; apresúrate a mí; escucha mi voz, cuando te llamare.
Escucha mi clamor, que estoy muy afligido; líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
Oh SEÑOR, oye mi oración, escucha mis ruegos por tu verdad; respóndeme por tu justicia.
El camino del loco es derecho en su opinión; mas el que escucha el consejo es sabio.
El hijo sabio toma el castigo del padre; mas el burlador no escucha la reprensión.
La oreja que escucha la corrección de vida, entre los sabios morará.
El que tiene en poco el castigo, menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección, tiene corazón entendido.
El malo está atento al labio inicuo; y el mentiroso escucha a la lengua maldiciente.
Escucha el consejo, y recibe el castigo, para que seas sabio en tu vejez.
Del señor que escucha la palabra mentirosa, todos sus ministros son impíos.
Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el SEÑOR: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.
¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando las almas que no deben morir, y dando vida a las almas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?
Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones de prodigio. He aquí, yo traigo a mi siervo, el Renuevo.