'Fue' en la Biblia
Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa.
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
Entonces María dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;
Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
Y luego fue abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo a Dios.
Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:
Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria.
Y pasados los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; el cual le fue puesto por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre.
Y cuando fue de doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la Fiesta.
Y aconteció que, cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y fue hecha una voz del cielo que decía: TU eres mi Hijo amado, en ti es mi placer.
Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo de José, como se creía; que fue hijo de Elí,
que fue de Matat, que fue de Leví, que fue de Melqui, que fue de Jana, que fue de José,
que fue de Matatías, que fue de Amós, que fue de Nahum, que fue de Esli,
que fue de Nagai, que fue de Maat, que fue de Matatías, que fue de Semei, que fue de José, que fue de Judá,
que fue de Joana, que fue de Resa, que fue de Zorobabel, que fue de Salatiel,
que fue de Neri, que fue de Melqui, que fue de Adi, que fue de Cosam, que fue de Elmodam, que fue de Er,
que fue de Josué, que fue de Eliezer, que fue de Jorim, que fue de Matat,
que fue de Leví, que fue de Simeón, que fue de Judá, que fue de José, que fue de Jonán, que fue de Eliaquim,
que fue de Melea, que fue de Mainán, que fue de Matata, que fue de Natán,
que fue de David, que fue de Jessé, que fue de Obed, que fue de Booz, que fue de Salmón, que fue de Naasón,
que fue de Aminadab, que fue de Aram, que fue de Esrom, que fue de Fares,
que fue de Judá, que fue de Jacob, que fue de Isaac, que fue de Abraham, que fue de Taré, que fue de Nacor,
que fue de Serug, que fue de Ragau, que fue de Peleg, que fue de Heber,
que fue de Sala, que fue de Cainán, que fue de Arfaxad, que fue de Sem, que fue de Noé, que fue de Lamec,
que fue de Matusalén, que fue de Enoc, que fue de Jared, que fue de Mahalaleel,
que fue de Cainán, que fue de Enós, que fue de Set, que fue de Adán, que fue de Dios.
Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue agitado del Espíritu al desierto
Y acabada toda tentación, el diablo se fue de él por un tiempo.
Y le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una gran hambre en toda la tierra;
pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda.
Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el sirio.
Mas él, pasando por medio de ellos, se fue.
Y siendo ya de día salió, y se fue a un lugar desierto; y el pueblo le buscaba, y vinieron hasta él; y le detenían para que no se apartase de ellos.
Entonces, extendiendo la mano, le tocó diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego la lepra se fue de él.
Y luego, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba echado, se fue a su casa, glorificando a Dios.
Y mirándolos a todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restituida sana como la otra.
Y aconteció en aquellos días, que fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Y como fue de día, llamó a sus discípulos, y escogió doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:
Judas, hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fue el traidor.
Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó; y fue grande la ruina de aquella casa.
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
Uno que sembraba, salió a sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron.
Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno . Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.
Y le fue dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, que quieren verte.
Y llegándose a él , le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertado él, increpó al viento y a la furia del agua; y cesaron, y fue hecha grande bonanza.
Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, predicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.
Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó entre ladrones?
Porque como Jonás fue señal a los ninivitas, así también será el Hijo del hombre a esta generación.
Mas el que no entendió, e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será pedido.
Semejante es a un grano de mostaza, que tomándolo el hombre lo metió en su huerto; y creció, y fue hecho árbol grande, y las aves del cielo hicieron nidos en sus ramas.
Y fue y se llegó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase los puercos.
Y levantándose, vino a su padre. Y como aún estuviese lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes.
Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre.
Asimismo también como fue en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
Dijo pues: Un hombre noble se fue a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver.
Pero él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que condenaron los edificadores, ésta fue por cabeza de esquina?
y fue, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los capitanes, de cómo se lo entregaría.
Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado; porque lo que está escrito de mí, su cumplimiento tiene.
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron.
Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Y cuando fue de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio,
Y viniendo también las mujeres que le habían seguido de Galilea, vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio sólo los lienzos allí echados; y se fue maravillado entre sí de lo que había sucedido.
Entonces él les dijo: ¿Qué cosas ? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos; y era llevado arriba al cielo.