85 casos

'Quedó' en la Biblia

Así rayó toda la sustancia que había sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, hasta el animal, y hasta el ave del cielo; y fueron raídos de la tierra; y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.

Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela enfrente de Mamre, la heredad y la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todo su término alderredor,

Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, en heredad de sepultura comprada de los hijos de Het.

Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un joven que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre, y su padre lo ama.

Entonces José no pudo contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, para darse a conocer José a sus hermanos.

la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo que quedó salvo, lo que os ha quedado del granizo; y comerá todo árbol que os produce fruto en el campo.

y cubrió la faz de toda la tierra, y se oscureció la tierra; y comió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; que no quedó cosa verde en los árboles ni en la hierba del campo, por toda la tierra de Egipto.

Y el SEÑOR volvió un viento occidental fortísimo, y quitó la langosta, y la arrojó en el mar Bermejo; ni una langosta quedó en todo el término de Egipto.

Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército del Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.

Porque el SEÑOR les dijo: Ciertamente morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone, y Josué hijo de Nun.

De la familia de los hijos de Manasés, hijo de José, fueron mujeres; y la heredad de ellas quedó en la tribu de la familia de su padre.

Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomáramos; sesenta ciudades, toda la región de Argob, del reino de Og en Basán.

Entonces Josué los envió; y ellos se fueron a la emboscada, y se pusieron entre Bet-el y Hai, al occidente de Hai; y Josué se quedó aquella noche en medio del pueblo.

Y no quedó hombre en Hai y Bet-el, que no saliera tras de Israel; y por seguir a Israel dejaron la ciudad abierta.

Y los otros salieron de la ciudad a su encuentro; y así fueron encerrados en medio de Israel, los unos por un lado, y los otros por la otra. Y así los hirieron hasta que no quedó ninguno de ellos que escapara.

Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat, y en Asdod.

Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no los pudieron desarraigar; antes quedó el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá, hasta hoy.

Y no echaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.

Ahora ha hecho que el que quedó del pueblo, señoree a los magníficos; el SEÑOR me hizo enseñorear sobre los fuertes.

Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Aser se asentó a la ribera del mar, y en sus quebraduras se quedó.

Cayó encorvado entre sus pies, quedó tendido; entre sus pies cayó encorvado; donde se encorvó, allí cayó muerto.

Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una piedra; mas quedó Jotam, el más pequeño hijo de Jerobaal, que se escondió.

Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no moraran en Siquem.

Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab; el cual tampoco quiso; se quedó por tanto Israel en Cades.

Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y el ordinario de vestidos, y tu comida. Y el levita se quedó.

Y viéndole el padre de la joven, le salió a recibir gozoso; y le detuvo su suegro, el padre de la joven, y se quedó en su casa tres días, comiendo y bebiendo, y morando allí.

Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos;

Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, y la mujer quedó sin sus dos hijos y sin su marido.

Mas ellas alzando otra vez su voz, lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.

Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te pareciere; quédate hasta que lo destetes; solamente que el SEÑOR cumpla su palabra. Y se quedó la mujer, y crió su hijo hasta que lo destetó.

Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y se la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó hincada en su frente, y cayó en tierra sobre su rostro.

Y entre ambos hicieron pacto delante del SEÑOR; y David se quedó en el bosque, y Jonatán se volvió a su casa.

Y partió Saúl con sus varones a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió de allí a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Lo cual cuando Saúl oyó, siguió a David al desierto de Maón.

Pero a la mañana, cuando ya el vino había salido de Nabal, su mujer le declaró estas cosas; y se le amorteció el corazón, y se quedó como una piedra.

En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; que no quedó en él esfuerzo ninguno, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.

Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies de edad de cinco años, que cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán vino de Jezreel, le tomó su ama y huyó; y como iba huyendo de prisa, cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.

Entregó luego lo que quedó del pueblo en mano de Abisai su hermano, y lo puso en orden para encontrar a los amonitas.

Y aconteció a la vuelta de un año, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron a los amonitas, y pusieron cerco a Rabá; mas David se quedó en Jerusalén.

Y David dijo a Urías: Estáte aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.

Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no pongas tu corazón en este negocio. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.

Y Absalón se encontró con los siervos de David; e iba Absalón sobre un mulo, y el mulo pasó debajo de un espeso y grande alcornoque, y se le asió la cabeza al alcornoque, y quedó entre el cielo y la tierra; pues el mulo en que iba pasó delante.

Así quedó Joab sobre todo el ejército de Israel; y Benaía hijo de Joiada sobre los cereteos y peleteos;

Este, levantándose, hirió a los filisteos, hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día el SEÑOR hizo gran salvación; y se volvió el pueblo en pos de él solamente a tomar el despojo.

Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo de la señora de la casa, y la enfermedad fue tan grave, que no quedó en él aliento.

Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido: y he aquí luego un ángel que le tocó, y le dijo: Levántate, come.

Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus principales, y a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no le quedó ninguno.

Y el SEÑOR se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; que no quedó sino sólo la tribu de Judá.

Y Ezequías los oyó, y les mostró toda la casa de las cosas preciosas, plata, oro, y especiería, y el ungüento precioso; y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrara, así en su casa como en todo su señorío.

Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrara.

Y llevó cautivos a toda Jerusalén, a todos los príncipes, y a todos los hombres valientes, diez mil cautivos; asimismo a todos los oficiales y herreros; no quedó nadie, excepto los pobres del pueblo de la tierra.

Pero Salomón le declaró todas sus palabras; ninguna cosa quedó que Salomón no le declarara.

y las viandas de su mesa, y el asiento de sus siervos, y la atención de sus ministros, y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y sus holocaustos que sacrificaba en la Casa del SEÑOR, no quedó más espíritu en ella.

Con todo eso Edom quedó rebelado, sin estar bajo la mano de Judá hasta hoy. También se rebeló en el mismo tiempo Libna para no estar bajo su mano; por cuanto él había dejado al SEÑOR el Dios de sus padres.

y subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y saquearon toda la hacienda que hallaron en la casa del rey, a sus hijos, y a sus mujeres; de modo que no le quedó hijo, sino Joacaz el menor de sus hijos.

Se levantó luego el rey del banquete del vino en su furor, y se fue al huerto del palacio; y se quedó Amán para procurar de la reina Ester por su vida; porque vio que se concluyó para él el mal de parte del rey.

Se paró un fantasma delante de mis ojos, cuyo rostro yo no conocí, y quedo, oí que decía:

No quedó nada que no comiere; por tanto su bien no será durable.

Y cubrieron las aguas a sus enemigos; no quedó uno de ellos.

Y habrá camino para el remanente de su pueblo, lo que quedó de Assur, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.

En la ciudad quedó soledad, y con asolamiento fue herida la puerta.

No torna en sí, no tiene sentido ni inteligencia para decir: Parte de ello quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan; asé carne, y comí: ¿lo que de él quedó he de tornar en abominación? ¿Delante de un tronco de árbol me tengo que humillar?

Entonces dio orden el rey Sedequías, y depositaron a Jeremías en el patio de la guarda, haciéndole dar una torta de pan al día, de la plaza de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se gastara. Y quedó Jeremías en el patio de la guarda.

Y sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la mazmorra; y quedó Jeremías en el patio de la guarda.

Y quedó Jeremías en el patio de la guarda hasta el día que fue tomada Jerusalén; y allí estaba cuando Jerusalén fue tomada.

a causa del día que viene para destrucción de todos los palestinos, para talar a Tiro, y a Sidón, a todo ayudador que quedó vivo; porque el SEÑOR destruirá a los palestinos, al resto de la isla de Caftor.

Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre sus heces ha estado él reposado, y no fue vaciado de vaso en vaso, ni nunca fue en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado.

Y salió fuego de la vara de sus ramas, que consumió su fruto, y no quedó en ella vara fuerte, cetro para enseñorear. Endecha es ésta, y de endecha servirá.

Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó en mí esfuerzo; antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno.

Y he aquí, como una semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Y abrí mi boca, y hablé, y dije a aquel que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión se trastornaron mis dolores sobre mí, y no me quedó fuerza.

¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi Señor hablar con este mi Señor? Porque en este instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento.

Lo que quedó de la oruga comió la langosta, y lo que quedó de la langosta comió el pulgón; y el revoltón comió lo que del pulgón había quedado.

Entonces el espíritu clamando y desgarrándole mucho, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían que estaba muerto.

Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo.

Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.

Y acabados los días, volviendo ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin saberlo José y su madre.

Oyendo pues ellos esto (redargüidos de la conciencia), se salían uno a uno, comenzando desde los más viejos (hasta los postreros), y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

Y aconteció que se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.

Mas Herodes, como le buscó y no le halló, hecha inquisición de los guardas, los mandó llevar. Después descendiendo de Judea a Cesarea, se quedó allí.

Pablo empero, se quedó dos años enteros en su casa de alquiler, y recibía a todos los que a él venían,

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