'Sábado' en la Biblia
Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo sábado, el reposo de Jehová: lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.
Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es sábado de Jehová: hoy no hallaréis en el campo.
En los seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es sábado, en el cual no se hallará.
Mirad que Jehová os dio el sábado, y por eso os da en el sexto día pan para dos días. Quédese cada uno en su lugar; y que nadie salga de su lugar en el séptimo día.
Te acordarás del día sábado, para santificarlo.
pero el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo Jehová el cielo y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día sábado y lo santificó.
Así que guardaréis el sábado, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella alma será cortada de en medio de su pueblo.
Seis días se hará obra, mas el día séptimo es sábado de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que hiciere obra el día del sábado, ciertamente morirá.
Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo:
Seis días se hará obra, mas el día séptimo os será santo, sábado de reposo a Jehová: cualquiera que en él hiciere obra, morirá.
No encenderéis fuego en todas vuestras moradas en el día del sábado.
Sábado de reposo será para vosotros, y afligiréis vuestras almas, por estatuto perpetuo.
Seis días se trabajará, y el séptimo día sábado de reposo será, convocación santa: ninguna obra haréis; sábado es de Jehová en dondequiera que habitéis.
Y el sacerdote mecerá el manojo delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del sábado lo mecerá el sacerdote.
Y os habéis de contar desde el siguiente día del sábado, desde el día en que ofrecisteis el manojo de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán:
Hasta el siguiente día del sábado séptimo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis grano nuevo a Jehová.
Habla a los hijos de Israel, y diles: En el mes séptimo, al primer día del mes tendréis sábado, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.
Sábado de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde celebraréis vuestro sábado.
También a los quince días del mes séptimo, cuando hubiereis almacenado el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días: el primer día será sábado; sábado será también el octavo día.
Cada día de sábado lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, de parte de los hijos de Israel por pacto sempiterno.
Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hubiereis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará sábado a Jehová.
Y el séptimo año la tierra tendrá sábado de reposo, sábado a Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña.
Mas el sábado de la tierra os será para comer; para ti, y para tu siervo, y para tu sierva, y para tu criado, y para tu extranjero que morare contigo:
Y estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron un hombre que recogía leña en día de sábado.
Mas el día del sábado dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, por presente, con su libación:
Es el holocausto del sábado en cada sábado, además del holocausto continuo y su libación.
Guarda el día sábado para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado.
Mas el séptimo día es el sábado de Jehová tu Dios: no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas; para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
Y él dijo: ¿Para qué has de ir a él hoy? No es nueva luna, ni sábado. Y ella respondió: Paz.
Y les mandó, diciendo: Esto es lo que habéis de hacer: la tercera parte de vosotros, los que entrarán el sábado, tendrán la guardia de la casa del rey;
Y las dos partes de todos vosotros los que salen en el sábado, tendréis la guardia de la casa de Jehová junto al rey.
Los centuriones pues, hicieron todo como el sacerdote Joiada les mandó; y cada uno de ellos tomó sus hombres, esto es, los que habían de entrar el sábado y los que habían de salir el sábado, y vinieron al sacerdote Joiada.
Asimismo la tienda del sábado que habían edificado en la casa, y el pasadizo de afuera del rey, los quitó del templo de Jehová, por causa del rey de Asiria.
Y algunos de los hijos de Coat, y de sus hermanos, tenían el cargo de los panes de la proposición, los cuales ponían por orden cada sábado.
Esto es lo que habéis de hacer: una tercera parte de vosotros que entran el sábado, estarán de porteros con los sacerdotes y los levitas;
Y los levitas y todo Judá lo hicieron todo como lo había mandado el sacerdote Joiada; y tomó cada uno a los suyos, los que entraban el sábado, y los que salían el sábado; porque el sacerdote Joiada no dio licencia a las compañías.
para que se cumpliese la palabra de Jehová por la boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado sus sábados; porque todo el tiempo de su asolamiento guardó el sábado, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
Y les hiciste conocer tu santo sábado, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos, y leyes.
Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de sábado, nada tomaríamos de ellos en sábado, ni en día santo; y que el año séptimo dejaríamos reposar la tierra, y perdonaríamos toda deuda.
En aquellos días vi en Judá algunos que pisaban los lagares en sábado, y que acarreaban gavillas, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda clase de carga, y traían a Jerusalén en día de sábado; y les amonesté acerca del día que vendían el mantenimiento.
También estaban en ella tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá en Jerusalén.
Y reprendí a los señores de Judá, y les dije: ¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis, profanando así el día del sábado?
¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios sobre nosotros todo este mal, y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el sábado?
Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del sábado, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no introdujesen carga.
Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en sábado.
Y dije a los levitas que se purificasen, y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del sábado. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la muchedumbre de tu misericordia.
«Salmo: Canción para el día del sábado» Bueno es alabar a Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;
Bienaventurado el hombre que esto hiciere, y el hijo del hombre que esto abrazare; que guarda el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer el mal.
Y a los hijos de los extranjeros que se adhirieren a Jehová para servirle, y que amaren el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guardaren el sábado de profanarlo, y abrazaren mi pacto,
Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo honrares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras;
Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dice Jehová.
Así dice Jehová: Guardaos por vuestras vidas, y no traigáis carga en el día del sábado, para meter por las puertas de Jerusalén;
Ni saquéis carga de vuestras casas en el día del sábado, ni hagáis obra alguna: mas santificad el día del sábado, como mandé a vuestros padres;
Pero sucederá, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino que santificareis el día del sábado, no haciendo en él ninguna obra,
Mas si no me oyereis para santificar el día del sábado, y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de sábado, yo haré encender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.
Así dice Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que mira al oriente, estará cerrada los seis días de trabajo, y el día del sábado se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva.
Y el holocausto que el príncipe ofrecerá a Jehová el día del sábado, será de seis corderos sin defecto, y un carnero sin tacha;
Mas cuando el príncipe libremente hiciere holocausto u ofrendas de paz a Jehová, le abrirán la puerta que mira al oriente, y hará su holocausto y sus ofrendas de paz, como hace en el día del sábado; y luego saldrá; y cerrarán la puerta después que saliere.
diciendo: ¿Cuándo pasará la luna nueva, para que vendamos el grano; y el sábado, para que abramos los alfolíes del trigo, para que achiquemos la medida, y aumentemos el precio, y falseemos con engaño la balanza;
En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en sábado; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
Y viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.
¿O no habéis leído en la ley, cómo los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado y son sin culpa?
Porque el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado.
Y he aquí había un hombre que tenía seca una mano. Y le preguntaron para poder acusarle, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
Y Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un pozo en sábado, no le eche mano, y la levante?
Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que es lícito hacer el bien en sábado.
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado;
Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.
Y entraron en Capernaúm; y luego en el día sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba.
Y aconteció que pasando Él por los sembrados en sábado, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas.
Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?
También les dijo: El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado.
Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado.
Y le acechaban, si en sábado le sanaría, para poder acusarle.
Y les dijo: ¿Es lícito hacer bien en sábado, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
Y llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, estaban atónitos, diciendo: ¿De dónde tiene Éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que le es dada, que tales maravillas son hechas por sus manos?
Y cuando ya atardecía, porque era la preparación, esto es, la víspera del sábado,
Y cuando hubo pasado el sábado, María Magdalena, y María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para venir a ungirle.
Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró el día sábado en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
Y aconteció en el segundo sábado después del primero, que pasando Él por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos.
Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del sábado.
Y aconteció también en otro sábado, que Él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha.
Y le acechaban los escribas y los fariseos, si sanaría en sábado, para hallar de qué acusarle.
Pero el príncipe de la sinagoga respondió indignado porque Jesús había sanado en sábado, y dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de sábado.
Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás había atado dieciocho años, ¿no debía de ser desatada de esta ligadura en día de sábado?
Y aconteció un día sábado, que yendo a comer pan en casa de un príncipe de los fariseos, ellos le acechaban.
Y respondiendo Jesús, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
Y les respondió, diciendo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cayere en un pozo, no lo sacará luego en día de sábado?
Y era el día de la preparación; y estaba para comenzar el sábado.
Y regresando, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado, conforme al mandamiento.
Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día.
Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado.
Por esto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios.
Por eso Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en sábado circuncidáis al hombre.
Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado sané completamente a un hombre?
Y era sábado cuando Jesús hizo el lodo y le abrió los ojos.