1037 casos en 6 traducciones

'Uno' en la Biblia

Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que está vuelta al aquilón, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lienzos, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce.

Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila.

Y la figura de sus rostros eran los rostros que vi junto al río de Quebar, su parecer y su ser; cada uno caminaba en derecho de su rostro.

Por tanto, y por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la pañetaban con lodo suelto;

``Y tomó {a uno} de la familia real, hizo un pacto con él y le hizo prestar juramento. Se llevó también a los poderosos de la tierra,

Así dice el Señor DIOS: Yo también tomaré {un renuevo} de lo más alto de la copa del cedro y {lo} plantaré; arrancaré de la punta de sus renuevos uno tierno y {lo} plantaré en un monte alto y eminente.

Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh Casa de Israel, dijo el Señor DIOS. Convertíos, y haced convertir de todas vuestras iniquidades; y no os será la iniquidad causa de ruina.

E hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a prender presa, y a devorar hombres.

entonces les dije: Cada uno eche de sí todo culto de dios fabricado por su carnal parecer, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios.

Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron escucharme; no echó de sí cada uno las abominaciones de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.

Y vosotros, oh Casa de Israel, así dijo el Señor DIOS: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, pues que a mí no me escuchéis; y no profanéis más mi santo Nombre con vuestras ofrendas, y con vuestros ídolos.

He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, fueron en ti para derramar sangre.

Y cada uno hizo abominación con la mujer de su prójimo; y cada uno contaminó su nuera torpemente; y cada uno forzó en ti a su hermana, hija de su padre.

ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer la noticia.

Y haré que muchos pueblos se queden pasmados por causa tuya, y sus reyes en gran manera se aterrorizarán de ti cuando yo blanda mi espada ante ellos; temblarán constantemente, cada uno por su vida, el día de tu caída.

``Pero si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no es advertido, y una espada viene y se lleva a uno de entre ellos, él será llevado por su iniquidad; pero yo demandaré su sangre de mano del centinela."

Y dijisteis: No es recta la vía del Señor. Yo os juzgaré, oh Casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco del mes, que vino a mí uno que había escapado de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido herida.

Hijo de hombre, los que habitan estos desiertos en la tierra de Israel, hablando dicen: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros es dada la tierra en posesión.

`Confiáis en vuestra espada, cometéis abominaciones, cada uno contamina la mujer de su prójimo. ¿Poseeréis entonces la tierra?'"

Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué Palabra sale del SEÑOR.

Y he aquí, tú eres para ellos como la canción de amor de uno que tiene una voz hermosa y toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica.

Júntalos luego el uno con el otro, para que sean en uno, y serán uno en tu mano.

Diles: Así dijo el Señor DIOS: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y yo los pondré con él, con el palo de Judá, y los haré un palo, y serán uno en mi mano.

Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmas en cada uno de sus postes; y sus gradas eran de ocho escalones.

Y sus arcos caían afuera al atrio, con palmas en cada uno de sus postes de una parte y otra; y sus gradas eran de ocho escalones.

Y sus postes caían afuera al atrio, con palmas en cada uno de sus postes de una parte y otra; y sus gradas eran de ocho peldaños.

Y por el lado de afuera, conforme uno subía a la entrada de la puerta, hacia el norte, {había} dos mesas; y al otro lado del vestíbulo de la puerta {había} dos mesas.

Los postes de la nave eran cuadrados, también {los} del frente del santuario; el aspecto de uno {era} como el aspecto del otro.

Y {había} ventanas con celosías y palmeras a uno y otro lado, a los dos lados del vestíbulo; así {eran} las cámaras laterales del templo y los umbrales.

Y oí uno que me hablaba desde la casa: y un varón estaba junto á mí.

Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesión de la ciudad, delante de lo que se apartó para el santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hacia el occidente, hasta el extremo oriental hacia el oriente; y su longitud será de una parte a la otra, desde el límite del occidente hasta el límite del oriente.

`Pero si de su heredad hace un regalo a uno de sus siervos, será de él hasta el año del jubileo; después volverá al príncipe. Su heredad {será} sólo de sus hijos; a ellos pertenecerá.

Y el príncipe no tomará nada de la herencia del pueblo, por no defraudarlos de su posesión; de lo que él posee dará herencia a sus hijos; para que mi pueblo no sea echado cada uno de su posesión.

Y cuando volví, he aquí, en la orilla del río {había} muchísimos árboles a uno y otro lado.

Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda {clase de} árboles {que den fruto} para comer. Sus hojas no se marchitarán, ni faltará su fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario; su fruto será para comer y sus hojas para sanar.

La repartiréis por heredad a cada uno en igual proporción que a su hermano; porque juré darla a vuestros padres, esta tierra os tocará en heredad.

Y lo que quede {será} para el príncipe, a uno y otro lado de la porción santa y de la propiedad de la ciudad; a lo largo de los veinticinco mil {codos} de la porción hasta el límite oriental y hacia el occidente enfrente de los veinticinco mil, hacia el límite occidental, a lo largo de las partes, {será} para el príncipe. Y la porción sagrada y el santuario del templo estarán en medio de ella.

En cuanto a aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, se mezclarán con simiente humana, mas no se pegarán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el tiesto.

Y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, á quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese daño.

Entonces ellos respondieron y dijeron al rey: Daniel, que es uno de los deportados de Judá, no te hace caso, oh rey, ni del mandato que firmaste, sino que tres veces al día hace su oración.

Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí, otro cuerno, uno pequeño, surgió entre ellos, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él; y he aquí, este cuerno tenía ojos como los ojos de un hombre, y una boca que hablaba con mucha arrogancia.

Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me declaró la interpretación de los negocios.

y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, el cual tenía dos cuernos: y aunque eran altos, el uno era más alto que el otro; y el más alto subía a la postre.

Y del uno de ellos salió un cuerno pequeño, el cual creció mucho al mediodía, y al oriente, y hacia la tierra deseable.

Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión, y trataba de comprenderla, he aquí, {vi} de pie, ante mí, uno con apariencia de hombre.

Y he aquí, uno semejante a un hombre tocó mis labios; entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, a causa de la visión me ha invadido la angustia y me he quedado sin fuerzas.

¿Cómo podrá, pues, este siervo de mi señor hablar con uno como mi señor? Porque a mí en este momento no me queda fuerza alguna, ni tampoco me queda aliento.

Y haráse fuerte el rey del mediodía: mas uno de los príncipes de aquél le sobrepujará, y se hará poderoso; su señorío será grande señorío.

Mas del renuevo de sus raíces se levantará uno sobre su silla, y vendrá al ejército, y entrará en la fortaleza del rey del norte, y hará en ellos a su voluntad, y predominará.

Pero sus hijos se movilizarán y reunirán una multitud de grandes ejércitos, y uno de ellos seguirá avanzando e inundará y pasará adelante, para hacer guerra de nuevo hasta la {misma} fortaleza.

Entonces sucederá en su silla uno que hará pasar exactor por la gloria del reino; mas en pocos días será quebrantado, no en enojo, ni en batalla.

Y yo, Daniel, miré, y he aquí otros dos que estaban, el uno a este lado a la orilla del río, y el otro al otro lado a la orilla del río.

Y dijo uno al Varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas?

Y los hijos de Judá y de Israel serán congregados en uno, y levantarán para sí una cabeza, y subirán de la tierra; porque el día de Jezreel es grande.

Como valientes corren, como soldados escalan la muralla; cada uno marcha por su camino, y no se desvían de sus sendas.

Ninguno apretará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán.

Palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, {de lo} que vio en visión acerca de Israel en días de Uzías, rey de Judá, y en días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.

como cuando uno huye de un león, y se encuentra con un oso, o va a casa, apoya la mano en la pared, y lo muerde una culebra.

Y su tío tomará a cada uno, y le quemará para sacar los huesos de casa; y dirá al que estará en los rincones de la casa: ¿Hay aún alguno contigo? Y dirá: No. Y dirá aquel : Calla, que no conviene hacer memoria del nombre del SEÑOR.

El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y los extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos.

Y la casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán, y los consumirán; y ni aun uno quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo habló.

Y los marineros tuvieron temor, y cada uno llamaba a su dios; y echaron al mar los vasos que llevaban en la nave, para descargarla de ellos. Jonás, sin embargo, había descendido a los costados de la nave, y se había echado a dormir.

Y dijeron cada uno a su compañero: Venid, y echemos suertes, para saber por quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.

y que se cubran de cilicio los hombres y los animales, y clamen a Dios fuertemente; y cada uno se convierta de su mal camino, y de la rapiña que está en sus manos.

Y cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente; porque la boca del SEÑOR de los ejércitos habló.

Aunque todos los pueblos anduvieren cada uno en el nombre de sus dioses, nosotros con todo andaremos en el nombre del SEÑOR nuestro Dios para siempre y eternalmente.

Terrible será el SEÑOR contra ellos, porque enervará a todos los dioses de la tierra; y cada uno desde su lugar se inclinarán a él, todas las islas de los gentiles.

Buscáis mucho, y halláis poco; y cuando encerráis en casa, yo lo soplaré. ¿Por qué? Dijo el SEÑOR de los ejércitos. Por cuanto mi Casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.

EN el mes séptimo, á los veinte y uno del mes, fué palabra de Jehová por mano del profeta Haggeo, diciendo:

y volcaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; y volcaré el carro y a los que montan en él, y caerán los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano.

En aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, cada uno de vosotros llamará a su compañero debajo de su vid, y debajo de su higuera.

y sobre él dos olivos, el uno a la mano derecha del depósito, y el otro a su mano izquierda.

Con uno de ellos salen los caballos negros hacia la tierra del norte, y los blancos salen tras ellos, mientras los tordos salen hacia la tierra del sur.

Así dice el SEÑOR de los ejércitos: ``Aún se sentarán ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano por causa de sus muchos días.

no traméis en vuestro corazón el mal uno contra otro, ni améis el juramento falso; porque todas estas cosas son las que odio" --declara el SEÑOR.

Pues yo no me compadeceré más de los habitantes de esta tierra --declara el SEÑOR-- sino que he aquí, haré que los hombres caigan cada uno en manos de otro y en manos de su rey; y ellos herirán la tierra y yo no {los} libraré de sus manos.

Y apacentaré, pues, las ovejas de la matanza, es a saber, a los pobres del rebaño. Porque yo me tomé dos cayados; al uno puse por nombre Suavidad, y al otro Ligaduras; y apacenté las ovejas.

También sucederá aquel día que los profetas se avergonzarán cada uno de su visión cuando profetice, y no se vestirán el manto de pelo para engañar,

sino que {cada uno} dirá: ``No soy profeta, soy labrador de la tierra, porque un hombre me vendió como esclavo en mi juventud."

Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de parte del SEÑOR; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.

Entonces los que temen al SEÑOR hablaron cada uno a su compañero; y el SEÑOR escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen al SEÑOR, y para los que piensan en su Nombre.

Porque éste es aquel del cual fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz de uno que clama en el desierto; aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas.

De manera que cualquiera que desatare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los cielos; mas cualquiera que los hiciere y los enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los cielos.

Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los odres; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente.

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