'Agua' en la Biblia
Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo en agua, {pero} entre vosotros está Uno a quien no conocéis.
Y yo no le conocía, pero para que El fuera manifestado a Israel, por esto yo vine bautizando en agua.
Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: ``Aquel sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre El, éste es el que bautiza en el Espíritu Santo."
Jesús les dijo*: Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, y {como} no sabía de dónde era (pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían), el maestresala llamó* al novio,
Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y {muchos} venían y eran bautizados.
Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, {y} Jesús le dijo*: Dame de beber.
Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ``Dame de beber", tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.
Ella le dijo*: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed,
pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.
La mujer le dijo*: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacar{la.}
Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había {allí} cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm.
En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua;
porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera.
El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.
El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: ``De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva."
Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.
pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.