'Bien' en la Biblia
También había hecho producir el SEÑOR Dios de la tierra todo árbol deseable a la vista, y bueno para comer, y el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.
Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal.
Y dijo el SEÑOR Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, para que no meta su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre;
Cierto que si bien hicieres, será acepto; y si no hicieres bien, a las puertas duerme el pecado, y a ti será su deseo, mas tú debes enseñorearte de él.
Ahora pues, di que eres mi hermana, para que yo halle bien por causa tuya, y viva mi alma por amor de ti.
que hizo bien a Abram por causa de ella; y tuvo ovejas, y vacas, y asnos, y siervos, y criadas, y asnas y camellos.
Y respondió Abram a Sarai: He ahí tu sierva en tu mano, haz con ella lo que bien te pareciere. Entonces Sarai la afligió, y ella huyó de su presencia.
He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré afuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado.
Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está delante de ti, habita donde bien te pareciere.
Y Abraham era ya viejo, y bien entrado en días; y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo.
Que no nos hagas mal, como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te enviamos en paz; tú ahora, bendito del SEÑOR.
Y él respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, que ya me ha engañado dos veces; se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí?
Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, bien que Luz era el nombre de la ciudad primero.
Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, el SEÑOR, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu natural, y yo te haré bien.
Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.
Y parecieron bien sus palabras a Hamor y a Siquem, hijo de Hamor.
Por tanto te acordarás de mí dentro de ti cuando tuvieres bien, y te ruego que hagas conmigo misericordia, que hagas mención de mí al Faraón, y me saques de esta casa;
Y viendo el principal de los panaderos que había declarado para bien, dijo a José: También yo soñaba que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza;
Y la palabra pareció bien a Faraón, y a sus siervos.
Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.
Saliendo ellos de la ciudad, que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate, y sigue a esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?
Y no se os preocupe por vuestras alhajas, porque el bien de la tierra de Egipto será vuestro.
Vosotros pensasteis mal sobre mí, mas Dios lo pensó por bien, para hacer lo que vemos hoy, para dar vida a mucho pueblo.