'Cilicio' en la Biblia
Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, y puso cilicio sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días.
Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad vuestras vestiduras, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.
Y Rispa hija de Aja tomó una tela de cilicio, y la tendió sobre una roca, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche.
Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; quizá por ventura te salve la vida.
Ciñeron, pues, sus lomos de cilicio y pusieron cuerdas sobre sus cabezas, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Benadad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.
Y aconteció que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestiduras, y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.
Y sucedió que cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestiduras, y pasó así por el muro; y el pueblo llegó a ver el cilicio que traía interiormente sobre su carne.
Y aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.
Y envió a Eliaquim el mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, vestidos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz.
Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, teniendo una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.
Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.
Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
Y vino hasta delante de la puerta del rey; porque no era lícito pasar adentro de la puerta del rey vestido de cilicio.
Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran duelo, y ayuno, y lloro, y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.
Y vinieron las doncellas de Esther y sus eunucos, y se lo dijeron; y la reina tuvo gran dolor, y envió vestiduras para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio de sobre él; mas él no las recibió.
Yo cosí cilicio sobre mi piel, y hundí mi cabeza en el polvo.
Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía en mi seno.
Me puse además cilicio por vestidura; y vine a serles por proverbio.
Y será que en vez de perfume aromático vendrá hediondez; y cuerda en vez de cinturón; y calvez en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio; y quemadura en vez de hermosura.
Se ceñirán de cilicio en sus plazas; en sus terrados y en sus calles aullarán todos, deshechos en llanto.
En aquel tiempo habló Jehová por Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve, y quita el cilicio de tus lomos, y quita las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo.
Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio.
Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas: despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.
Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.
Y envió a Eliaquim mayordomo, y a Sebna escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz.
Visto de oscuridad los cielos, y hago que cilicio sea su cubierta.
¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová?
Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; haz luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destructor.
Porque en toda cabeza habrá calva, y toda barba será raída; sobre toda mano habrá rasguños, y cilicio sobre todo lomo.
Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.
Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.
Y se raparán la cabeza por causa de ti, y se ceñirán con cilicio, y llorarán por ti con amargura de corazón y amargo duelo.
Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio y ceniza.
Llora tú como virgen vestida de cilicio por el marido de su juventud.
Ceñíos y lamentad, sacerdotes; aullad, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación.
Y tornaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en endechas; y pondré cilicio sobre todo lomo, y calvicie sobre toda cabeza; y haré que sea como duelo por hijo único, y su postrimería como día de amargura.
Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor de ellos hasta el menor de ellos.
Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestidura, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza.
y que se cubran de cilicio los hombres y los animales, y clamen a Dios fuertemente: y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que está en sus manos.