'Clavos' en la Biblia
Y el peso de los clavos tuvo cincuenta siclos de oro. Recubrió también de oro las salas.
Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, puestas por debajo de un Pastor.
Zarcillos de oro te haremos, con clavos de plata.
El carpintero animó al platero; y el que alisa con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena es la soldadura. Y lo afirmó con clavos, para que no se moviera.
Con plata y oro lo engalanan; con clavos y martillo lo afirman, para que no se caiga.
Le dijeron pues los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.