'De' en la Biblia
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- 6.Jeremías 29:27-Jeremías 33:17
- 7.Jeremías 33:18-Jeremías 39:3
- 8.Jeremías 39:4-Jeremías 45:2
- 9.Jeremías 45:3-Jeremías 50:13
- 10.Jeremías 50:15-Jeremías 52:26
- 11.Jeremías 52:27-Jeremías 52:34
Palabras de Jeremías, hijo de Hilcías, de los sacerdotes que {habitaban} en Anatot, en la tierra de Benjamín,
a quien vino la palabra del SEÑOR en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, en el año trece de su reinado.
También vino {a él la palabra} en los días de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año once de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el destierro de Jerusalén en el mes quinto.
Vino entonces a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y yo respondí: Veo una vara de almendro.
Y me dijo el SEÑOR: Desde el norte irrumpirá el mal sobre todos los habitantes de {esta} tierra.
Porque he aquí, llamo a todas las familias de los reinos del norte --declara el SEÑOR-- y vendrán y cada uno pondrá su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, frente a todos sus muros alrededor y frente a todas las ciudades de Judá.
Y yo pronunciaré mis juicios contra ellos por toda su maldad, porque me abandonaron, ofrecieron sacrificios a otros dioses y adoraron la obra de sus manos.
Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate y diles todo lo que yo te mande. No temas ante ellos, no sea que yo te infunda temor delante de ellos.
He aquí, yo te he puesto hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda esta tierra: contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes y el pueblo de la tierra.
Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: ``Así dice el SEÑOR: `De ti recuerdo el cariño de tu juventud, el amor de tu desposorio, de cuando me seguías en el desierto, por tierra no sembrada.
`Santo era Israel para el SEÑOR, primicias de su cosecha; todos los que comían de ella se hacían culpables; el mal venía sobre ellos' --declara el SEÑOR."
Oíd la palabra del SEÑOR, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.
Así dice el SEÑOR: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres, para que se alejaran de mí y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos?
Tampoco dijeron: ¿Dónde está el SEÑOR que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra de yermos y de barrancos, por una tierra seca y tenebrosa, una tierra por la que nadie pasó y donde ningún hombre habitó?
Yo os traje a una tierra fértil, para que comierais de su fruto y de sus delicias; pero vinisteis y contaminasteis mi tierra, y de mi heredad hicisteis abominación.
Los sacerdotes no dijeron: `` ¿Dónde está el SEÑOR?" Los que se ocupaban de la ley no me conocieron, los gobernantes se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaban por Baal, y andaban tras cosas que no aprovechan.
Por tanto, aún contenderé con vosotros --declara el SEÑOR-- y con los hijos de vuestros hijos contenderé.
Pasad, pues, a las islas de Quitim y ved, enviad {gente} a Cedar y observad atentamente, y ved si ha habido {cosa} semejante:
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua.
Contra él rugieron los leoncillos, rugieron fuertemente, y han hecho de su tierra una desolación; sus ciudades están quemadas, sin habitantes.
Incluso los hombres de Menfis y de Tafnes te han afeitado la coronilla.
Te castigará tu propia maldad, y tus apostasías te condenarán. Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo el dejar al SEÑOR tu Dios, y no tener temor de mí --declara el Señor, DIOS de los ejércitos.
Pero yo te planté como vid escogida, toda ella de simiente genuina. ¿Cómo, pues, te has vuelto delante de mí sarmiento degenerado de una vid extraña?
Aunque te laves con soda y uses mucho jabón, la mancha de tu iniquidad {está aún} delante de mí --declara el Señor DIOS.
asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. En la época de su celo ¿quién la puede refrenar? Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar, en su mes la hallarán.
Guarda tus pies de andar descalzos y tu garganta de la sed. Mas dijiste: ``Es en vano. ¿No! Porque amo a los extraños, y tras ellos andaré."
Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se ha avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas;
los que dicen al leño: ``Mi padre eres tú", y a la piedra: ``Tú me engendraste." Porque ellos me han vuelto las espaldas, y no el rostro; pero en el tiempo de su calamidad dirán: ``Levántate y sálvanos."
Mas ¿dónde están tus dioses, los que hiciste para ti? Que se levanten, a ver si pueden salvarte en el tiempo de tu calamidad; porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá.
¿Oh generación, atended a la palabra del SEÑOR! ¿He sido yo un desierto para Israel, o una tierra de densa oscuridad? ¿Por qué dice mi pueblo: ``Vaguemos {libremente;} no vendremos más a ti"?
¿Se olvida una virgen de sus adornos, o una novia de su atavío? Pues mi pueblo me ha olvidado por innumerables días.
También en tus faldas se halla sangre de la vida de pobres inocentes; no los encontraste forzando la entrada. Pero a pesar de todo esto,
aún dices: ``Soy inocente, ciertamente su ira se ha apartado de mí." He aquí, entraré en juicio contigo porque dices: ``No he pecado."
También de allí saldrás con las manos en la cabeza; porque el SEÑOR ha desechado a aquellos en quienes confías, y no prosperarás con ellos.
Dios dice: Si un hombre se divorcia de su mujer, y ella se va de su lado y llega a ser de otro hombre, ¿volverá él a ella? ¿No quedará esa tierra totalmente profanada? Pues tú eres una ramera {con} muchos amantes, y sin embargo, vuelves a mí --declara el SEÑOR.
Por eso fueron detenidas las lluvias, y no hubo lluvia de primavera; pero tú tenías frente de ramera, no quisiste avergonzarte.
¿No acabas de llamarme: ``Padre mío, tú eres el amigo de mi juventud", {pensando:}
Y vio que a causa de todos los adulterios de la infiel Israel, yo la había despedido, dándole carta de divorcio; con todo, su pérfida hermana Judá no tuvo temor, sino que ella también fue y se hizo ramera.
A pesar de todo esto, su pérfida hermana Judá tampoco se volvió a mí de todo corazón, sino con engaño --declara el SEÑOR.
``Volved, hijos infieles" --declara el SEÑOR--, ``porque yo soy vuestro dueño, y os tomaré, uno de {cada} ciudad y dos de {cada} familia, y os llevaré a Sion."
Y sucederá que en aquellos días, cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra --declara el SEÑOR-- no se dirá más: ``Arca del pacto del SEÑOR"; no les vendrá a la mente ni la recordarán, no {la} echarán de menos ni será hecha de nuevo.
En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: ``Trono del SEÑOR"; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a causa del nombre del SEÑOR; y no andarán más tras la terquedad de su malvado corazón.
En aquellos días andará la casa de Judá con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que di en heredad a vuestros padres.
Yo había dicho: `` ¿Cómo quisiera ponerte entre mis hijos, y darte una tierra deseable, la más hermosa heredad de las naciones!" Y decía: ``Padre mío me llamaréis, y no os apartaréis de seguirme."
Ciertamente, como una mujer se aparta pérfidamente de su amado, así habéis obrado pérfidamente conmigo, oh casa de Israel --declara el SEÑOR.
Se oye una voz sobre las alturas desoladas, el llanto de las súplicas de los hijos de Israel; porque han pervertido su camino, han olvidado al SEÑOR su Dios.
Ciertamente engaño son las colinas, {y el} tumulto {sobre} los montes; ciertamente, en el SEÑOR nuestro Dios está la salvación de Israel.
Pero lo vergonzoso consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.
Si has de volver, oh Israel --declara el SEÑOR-- vuélvete a mí. Si quitas de mi presencia tus abominaciones, y no vacilas,
Porque así dice el SEÑOR a los hombres de Judá y de Jerusalén: Romped el barbecho, y no sembréis entre espinos.
Circuncidaos para el SEÑOR, y quitad los prepucios de vuestros corazones, hombres de Judá y habitantes de Jerusalén, no sea que mi furor salga como fuego y arda y no haya quien {lo} apague, a causa de la maldad de vuestras obras.
Ha salido el león de la espesura, y el destructor de naciones se ha puesto en marcha; ha salido de su lugar para convertir tu tierra en desolación. Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitantes.
Por eso, vestíos de cilicio, lamentaos y gemid; porque no se ha apartado de nosotros la ardiente ira del SEÑOR.
Y sucederá en aquel día --declara el SEÑOR-- que fallará el corazón del rey y el corazón de los príncipes; se quedarán atónitos los sacerdotes y los profetas se pasmarán.
En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento abrasador de las alturas desoladas del desierto, en dirección a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar,
He aquí que él sube como las nubes, y como un torbellino sus carros; sus caballos son más ligeros que las águilas. ¿Ay de nosotros, porque estamos perdidos!
Lava de maldad tu corazón, Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo morarán dentro de ti pensamientos perversos?
Porque una voz {lo} anuncia desde Dan, y proclama el mal desde los montes de Efraín.
Avisad{lo} a las naciones: ¡Aquí están! Proclamad sobre Jerusalén: ``Sitiadores vienen de tierra lejana y alzan sus voces contra las ciudades de Judá.
``Como guardas de campo están apostados contra ella por todos lados, porque se ha rebelado contra mí" --declara el SEÑOR.
¿Alma mía, alma mía! Estoy angustiado, ¡oh corazón mío! Mi corazón se agita dentro de mí; no callaré, porque has oído, alma mía, el sonido de la trompeta, el pregón de guerra.
Desastre sobre desastre se anuncia, porque es arrasada toda la tierra; de repente son arrasadas mis tiendas, en un instante mis cortinas.
¿Hasta cuándo he de ver la bandera y he de oír el sonido de la trompeta?
Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto, y todas sus ciudades estaban arrasadas delante del SEÑOR, delante del ardor de su ira.
Por eso se enlutará la tierra, y se oscurecerán los cielos arriba, porque he hablado, {lo} he decidido, y no me arrepentiré, ni me retractaré de ello.
Al ruido de jinetes y arqueros huye toda la ciudad; entran en las espesuras y trepan por los peñascos. Toda ciudad está abandonada, y no queda en ellas morador alguno.
Y tú, desolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de escarlata, aunque te pongas adornos de oro, aunque te agrandes con pintura los ojos, en vano te embelleces; te desprecian {tus} amantes, {sólo} buscan tu vida.
Porque oí un grito como de mujer de parto, angustia como de primeriza; {era} el grito de la hija de Sion que se ahogaba, {y} extendía sus manos, {diciendo:} ¿Ay ahora de mí, porque desfallezco ante los asesinos!
Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas, a ver si halláis {algún} hombre, si hay quien haga justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaré.
Pues aunque digan: ``Vive el SEÑOR", de cierto juran falsamente.
Entonces yo dije: Ciertamente estos {sólo} son gente ignorante, son necios, porque no conocen el camino del SEÑOR {ni} las ordenanzas de su Dios.
Me dirigiré a los grandes y les hablaré, porque ellos {sí} conocen el camino del SEÑOR {y} las ordenanzas de su Dios. Pero también {todos} ellos a una habían quebrado el yugo {y} roto las coyundas.
Por tanto los herirá el león de la selva, el lobo de los desiertos los destruirá; un leopardo acecha sus ciudades, {y} todo el que salga de ellas será despedazado, porque son muchas sus transgresiones, {y} numerosas sus apostasías.
¿Por qué he de perdonarte por esto? Tus hijos me han abandonado y han jurado por {lo que} no es Dios. Cuando los sacié, cometieron adulterio y fueron en tropel a casa de las rameras.
Eran caballos cebados {y} fogosos, cada cual relinchando tras la mujer de su prójimo.
¿No he de castigar a este pueblo? --declara el SEÑOR. De una nación como ésta, ¿no he de vengarme?
Subid por entre sus hileras de vides y destruid, mas no hagáis destrucción total; arrancad sus sarmientos, pues no son del SEÑOR;
porque la casa de Israel y la casa de Judá han obrado pérfidamente conmigo --declara el SEÑOR.
Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de los ejércitos: Por cuanto han hablado esta palabra, he aquí, pongo mis palabras en tu boca por fuego y a este pueblo por leña, y los consumirá.
He aquí, voy a traer de lejos una nación contra vosotros, oh casa de Israel --declara el SEÑOR. Es una nación fuerte, es una nación antigua, una nación cuya lengua no conoces, y no podrás entender lo que hable.
Sin embargo, aun en aquellos días --declara el SEÑOR-- no llevaré a cabo una destrucción total de vosotros.
Anunciad esto en la casa de Jacob y proclamadlo en Judá, diciendo:
`` ¿No me teméis?" --declara el SEÑOR. `` ¿No tembláis delante de mí, que puse la arena como frontera del mar, límite perpetuo que no traspasará? Aunque se agiten las olas, no prevalecerán; aunque rujan, no pasarán sobre ella.
``Y no dicen en su corazón: `Temamos ahora al SEÑOR nuestro Dios, que da la lluvia a su tiempo, tanto la lluvia de otoño como la de primavera, y que reserva para nosotros las semanas establecidas de la cosecha.'
``Como una jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; por eso se engrandecieron y se enriquecieron.
``Han engordado y se han puesto lustrosos. También sobrepasan en obras de maldad; no defienden la causa, la causa del huérfano, para que prospere, ni defienden los derechos del pobre.
`` ¿No he de castigar por esto?" --declara el SEÑOR. ``De una nación como ésta ¿no he de vengarme?"
los profetas profetizan falsamente, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y a mi pueblo así le gusta. Pero ¿qué haréis al final de esto?
Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén; tocad trompeta en Tecoa, y alzad señal sobre Bet-haquerem, porque desde el norte se asoma el mal y una gran destrucción.
A la hermosa y delicada hija de Sion destruiré.
Preparad guerra contra ella; levantaos y ataquemos al mediodía. ¿Ay de nosotros, porque el día declina, porque se extienden las sombras del anochecer!
Levantaos, ataquemos de noche y destruyamos sus palacios.
Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: Cortad sus árboles, y poned sitio contra Jerusalén. Esta es la ciudad que ha de ser castigada, todo dentro de ella es opresión.
Como un pozo mantiene frescas sus aguas, así ella mantiene fresca su maldad. En ella se oyen violencia y destrucción; ante mí hay de continuo enfermedades y heridas.
Sé precavida, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aleje de ti; no sea que yo te convierta en desolación, en tierra despoblada.
Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Buscarán, rebuscarán como en una vid el remanente de Israel; vuelve a pasar tu mano como el vendimiador por los sarmientos.
Pero yo estoy lleno del furor del SEÑOR, estoy cansado de retener{lo}. Derráma{lo} sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes; porque serán apresados tanto el marido como la mujer, el viejo y el muy anciano.
Y sus casas serán entregadas a otros, juntamente con sus campos y sus mujeres; porque extenderé mi mano contra los habitantes de esta tierra --declara el SEÑOR.
Y curan a la ligera el quebranto de mi pueblo, diciendo: ``Paz, paz", pero no hay paz.
¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun han sabido ruborizarse; por tanto caerán entre los que caigan; en la hora que yo los castigue serán derribados --dice el SEÑOR.
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